O lo que es lo mismo bienvenido en suajili.
Bienvenido a una entrada más, esta vez muy personal en la que quiero compartir contigo algunas pinceladas de uno de los viajes más extraordinarios de mi vida: mi luna de miel en Tanzania y Zanzibar
Experiencias y lecciones de vida de un viaje extraordinario, tanto por el lugar como por la compañía de mi maravillosa mujer.
¿Nos acompañas?
En África también hace rasca
Es interesante cómo funciona nuestro cerebro.
Antes de salir hacia Tanzania había mirado el tiempo y había visto que en la región de Arusha y Serengeti, donde comenzaba nuestra luna de miel, iba a estar despejado y el intervalo de temperaturas diario oscilaba entre 13 – 28.
“Genial!, va hacer buen tiempo” me dije.
Nuestras creencias siempre nos llevan a construir una imagen en nuestra mente que a menudo no coincide con la realidad.
Yo ya tenía la idea preconcebida de que iba a África, y eso para mí era igual a sol y calor.
Al llegar al aeropuerto de Kilimanjaro y bajarnos del avión lo primero que experimenté fue rasca.
¿Pero no decía internet que iba a hacer 13 grados?
Efectivamente, 13 grados es temperatura de rasca, pero mi mente no había considerado que esa temperatura fuera tan fresca.
Íbamos a África, así que la ropa de más abrigo que tenía era una sudadera fina de cremallera y chaquetilla de lino de esas que te pones en la playa cuando refresca por la noche cerca del mar.
En fin, yo siempre digo que ante los problemas sólo hay una actitud positiva: buscar soluciones.
Así que el día siguiente llevaba sobre la camiseta, la sudadera, la chaquetilla y encima un chaleco (mira la foto :D )
Sí, era una cebolla, pero ande yo caliente… ;)
Así que la lección fue una vez más que el mapa no es el territorio, y que la realidad no se corresponde con lo que pensamos sobre ella, y por eso hay que ponerla bajo juicio y contrastarla con frecuencia.
¿No crees?
El talento de Abraham
La primera parte de nuestra luna de miel era un safari por los parques nacionales de Serengeti y Ngorongoro.
Como curiosidad te diré que Serengeti en suajili significa sin fin, por la enorme área sobre la que se extiende.
En nuestro primer día de safari estábamos realmente emocionados deseando poder experimentar de la vida animal más de cerca que en un documental del National Geographic :D
Nuestro guía Abraham lo hizo posible: conseguimos ver desde cerca leones, elefantes, jirafas, hipopótamos y otros mucho más complicados de ver como son los leopardos y los guepardos.
Abraham resultó ser un guía extraordinario porque conocía a todos los animales y había desarrollado una increíble habilidad que nos dejó boquiabiertos en más de una ocasión. ¡¡Podía ver y reconocer a los animales a cientos de metros del coche, incluso estando agazapados o tendidos en la maleza!!
Su habilidad era tal que en muchas ocasiones nosotros con los prismáticos no lográbamos verlos hasta pasados unos minutos.
Os dejo aquí una prueba: este rinoceronte sin prismáticos se veía tal como lo veis aquí, sin embargo Abraham lograba identificarlo :-o
No todos los guías contaban con ese talento: algunos de ellos al vernos parados observando el horizonte, hablaban con él por la ventanilla para que les dijera qué estábamos mirando y poder así contárselo a sus clientes.
Abraham era un hombre de pocas palabras, algo tímido y poco expresivo. Lleva siendo guía de safari durante más de 18 años y sabe identificar todas las especies animales que puedas encontrar en Tanzania.
Verdaderamente le encantan los animales, y compartía a cada momento datos e información de los animales como si de una enciclopedia se tratara.
Abraham desarrolla su profesión a través de su TALENTO, ya que lo hace con todos los ingredientes que anteriormente hemos visto:
Tiene una vista extraordinaria que le permite ver a los animales a varios kilómetros de distancia
Cuenta con 18 años de experiencia, lo que se traduce en un extraordinario conocimiento de las especies y le permite diferenciarlos incluso a largas distancias.
Le apasionan los animales, un sentimiento que transmite a sus clientes y que le impulsa a aprender cada día más acerca de ellos.
Cuando le pregunté si desarrollaba alguna otra actividad durante la temporada baja me dijo que no, que a pesar de tener que separarse de su familia y conducir largos recorridos diarios, ser guía de safari era lo que más le gustaba.
Sin duda Abraham ha encontrado un trabajo ideal en el que desempeñar su verdadero TALENTO.
Marea alta, marea baja
La segunda parte de nuestro viaje transcurrió en Zanzibar, una preciosa isla de Tanzania bañada por el Océano Índico.
Si tuviera que definir con un color ese lugar no tendría duda alguna: azul turquesa.
Ese es el color con el que dos veces al día se pinta la finísima arena de las playas de Zanzibar.
Al llegar a nuestro hotel vimos una pizarra con horarios diarios. Al principio pensé que se trataba de algún tipo de actividad programada, pero luego nos explicaron que se trataba de los horarios de las mareas.
Nuestro hotel se encontraba sobre las rocas de un acantilado de unos 6 metros de altura. En marea alta, el océano golpeaba furioso las rocas donde se apostaba la estructura de madera del hotel, llegando a salpicarte si te encontrabas cerca del borde.
Entonces era imposible salir de allí para ir a playas aledañas, ya que el agua superaba los 2 metros de altura.
En marea baja el mar se retiraba a más de 700 metros de distancia, dejando despejada la playa y levemente bañada de agua una superficie inmensa de rocas y arena.
Es verdaderamente impresionante ver lo cambiante que puede llegar a ser un escenario en tan sólo unas horas.
En marea baja las olas se divisan en el horizonte, y entonces los locales aprovechan para pescar pulpos y sepias entre las rocas. La sabiduría popular les permite saber cuándo se producirá la marea baja y algo que aprovechan para buscar su medio de vida.
Pensé en cómo la naturaleza está llena de ciclos y lo importante que es entenderlos, aceptarlos y respetarlos. Sólo haciéndolo es posible sacarle el máximo partido, sabiendo reconocer el momento más adecuado, entonces tal y como conseguían aquellos pescadores, podremos obtener de ella los frutos que deseamos.
Pensé en cómo cuantas veces no lo hacemos con nuestro propio cuerpo trasgrediendo cuestiones cíclicas tan importantes como el descanso y la alimentación.
Pensé en que personas sin recursos tecnológicos entendían la naturaleza de las cosas y cómo nosotros con tantísima tecnología y consejos cibernéticos que leemos a diario tenemos verdaderas dificultades para gobernar la vida propia.
Pero es que para alcanzar esa sabiduría, es necesario pararse y observar la naturaleza de las cosas, algo complicado en nuestra sociedad, en la que la mayoría ha cargado tanto su lista de obligaciones, que ha convertido su día a día en algo tan urgente que le impide ver la importancia de su propia vida.
Pues hasta aquí estas 3 experiencias de nuestra luna de miel por Tanzania cargadas de aprendizaje…
Sin duda se quedan en el tintero otras muchas que quizás traiga aquí algún otro día.
Ahora te invito a que nos cuentes alguna experiencia en la naturaleza de la que te hayas aprendido una lección de vida.
Un fuerte abrazo y ya sabes, si te gusta compártelo, me haces un enorme favor ;)
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