Causas
“Es frecuente encontrar casos de vaginismo que se producen como origen de una dispareunia. Al tener relaciones con molestias es más difícil excitarse y lubricar y se une con el miedo al dolor por lo que la mujer se bloquea tanto que puede llegar a no poder realizar la penetración y sufrir un vaginismo”, explica Blanca Rovira, psicóloga-sexóloga del Centre de Sexología Sabadell.Sin embargo, lo más frecuente es que el origen de esta patología sea psicológico y no físico. Sexólogos del Institut Barcelona de Sexología y del Instituto Madrid de Sexología apuntan que “existen múltiples factores que pueden generar este problema, entre los más habituales se encuentran una educación rígida y restringida en el aspecto sexual, el haber tenido primeras experiencias sexuales traumáticas, experimentar ansiedad por rendimiento, o la presencia de miedo anticipatorio al fracaso, a la intimidad o al dolor”.
“Generalmente las mujeres que sufren vaginismo tardan en identificar y reconocer el problema, por lo que se tarda en pedir ayuda. Eso genera que, al llegar a manos del especialista, la mujer se encuentre en un estado emocional de frustración, desesperanza y baja autoestima en el terreno sexual, que hace falta tener en cuenta y abordar”, añaden.
Cómo afecta a la pareja
“La mayoría de mujeres que sufren este problema ya que no se sienten como mujeres ‘completas’. El hecho de no poder tener relaciones con penetración les genera mucha inseguridad con respecto al sexo y un gran temor a que sean abandonadas por sus parejas”. Por si fuera poco, “tienen la creencia de que nunca llegarán a poder solucionarlo y tendrán que vivir resignadas creyendo que nunca podrán disfrutar de lo mejor del sexo. Pueden presentar en los casos más graves depresión, ansiedad o fobia sexual”, explica Blanca Rovira, y añade que “la gran mayoría de mujeres con vaginismo suelen mostrar un cuadro de falta de apetito sexual que puede desembocar en una aversión hacia el sexo.Esta patología no sólo afecta psicológicamente a la mujer, si no también a la pareja con la que comparten su vida. “Por lo general presentan mucha inseguridad, creen que algo deben estar haciendo mal para que sus parejas no puedan ser penetradas. Eso les genera también problemas de autoestima y mucha desconfianza. Pueden aparecer incluso los celos ya que tienen miedo a que ésta pueda optar por dejar la relación y buscarse otro compañero. El malestar de la situación también puede provocar cambios bruscos del estado de ánimo, tristeza y en casos más graves incluso depresión y ansiedad” según la sexóloga Rovira.
Los sexólogos del Institut Barcelona de Sexología así como los de su homólogo en Madrid explican que “es habitual encontrar parejas que han hablado y discutido sobre el tema repetidamente, pudiendo aparecer reproches y culpabilidades por ambas partes. Es común encontrar también intentos de solución no exitosos, por lo que la frustración y desesperanza de la pareja se acrecienta”.
Tratamiento
Una vez que la paciente asume que tiene un problema lo mejor es empezar a tratarlo cuanto antes. Para ello se recurre a una terapia sexual donde se trabaja de un modo completo y variado tanto la parte física como la psicológica con la ayuda de un sexólogo.Según detalla Blanca Rovira, “para la parte física se recomiendan una serie de ejercicios musculares al igual que la dilatación vaginal a través de dilatadores con diámetros progresivos (de pequeños a grandes)”. En cambio para la parte psicológica apunta que “es fundamental trabajar con una serie de técnicas como la relajación, respiración, el conocimiento del propio cuerpo, el pensamiento positivo, la visualización, etc. Que ayudarán a la mujer a llevar el control de la situación sin ansiedad y con menos miedo”.
“En ocasiones, si la mujer está muy bloqueada, también se puede optar por el uso de la hipnosis clínica, a través de la cual se puede llevar a la mujer a que reviva la primera situación en la que sintió el dolor. De esta forma se hace consciente el origen del problema y facilita su evolución de cara a la terapia”, añade.
Por supuesto, antes de iniciar cualquier tratamiento, tal y como recuerdan los sexólogos del Institut Barcelona de Sexología, “siempre hay que proporcionar una explicación y conceptualización clara del origen y mantenimiento del problema, con el objetivo de que la paciente o la pareja (en caso que acudan los dos) entiendan qué es lo que le pasa”.
Todos los expertos coinciden en que si la mujer mantiene una relación estable de pareja es importante que ésta acuda a las consultas y es que, a pesar de que el problema se manifiesta en el cuerpo de la mujer, afecta a ambos. "También es importante que el hombre no presione a la mujer y que la actitud sea siempre de respeto y comprensión”. Por supuesto, el apoyo moral y afectivo durante el tratamiento terapéutico es vital.
Desde el Instituto Barcelona de Sexología apuntan que “lo más difícil es conseguir que la persona acuda a la consulta una vez entiende que se trata de un problema habitual entre las mujeres. Una vez en consulta, y si realiza las técnicas que el especialista le propondrá para hacer en casa, el éxito está prácticamente asegurado”. Afortunadamente, el vaginismo es la disfunción sexual de la mujer con mejor pronóstico, alrededor del 90-95% de los casos se llega a solucionar.
Agradecimientos: Blanca Rovira, psicóloga-sexóloga especializada en vaginismos del Centre de Sexología Sabadell (C/Sol i padrís nº 8 -08203- Sabadell, Barcelona Tel: 93 726 38 68) y Vaginismos.es, Sandra García, sexóloga y psicóloga clínica del Institut Barcelona de Sexología (C/Balmes, 209 2º 2ª Barcelona Tel: 93 217 55 30) y Héctor Galván, sexólogo y psicólogo clínico del Instituto Madrid de Sexología (C/Eguílaz, 9 bajos. Tel: 91 771 40 55).