Empieza a ser una actividad cada vez más demandada en los centros de yoga aunque hay muchas escuelas de enseñanza y diferentes métodos, pero lo que está claro es que se necesita de una formación específica para poder impartir clases de esta disciplina, porque puede ofrecernos muchos beneficios, pero si su práctica no es adecuada a través de un método didáctico específico lo que podemos obtener son todas las contraindicaciones.
¿QUÉ ES EL YOGA AÉREO?
El Yoga aéreo es una modalidad más reciente, es por ello que en muchas ocasiones su enseñanza se limita a un trabajo acrobático, cuando puede ser igual de profundo y energético que un estilo más tradicional de yoga. A menudo, su enseñanza queda un poco limitada, debido a que solo se trabaja la parte física y no se trabaja tanto la mental y energética, a través de pranayama, técnicas de relajación o técnicas de meditación.
La práctica del yoga aéreo se realiza sobre un columpio o hamaca individual colgada del techo o sobre unas vigas específicas instaladas profesionalmente para asegurarnos una práctica fluida y estable.
Lo más común es realizar una práctica de Hatha Yoga, estilo clásico de yoga, adaptado al columpio, con el extra del trabajo acrobático que nos sirve para afrontar la gestión de determinadas emociones como el miedo, aparte de conectar con nuestro niño a niña interior.
El yoga aéreo, como otros estilos, es un camino que debe de recorrerse sin prisa, con el cultivo de la paciencia, el respeto y el amor propio, despertando paso a paso nuestra conciencia.
¿QUIÉN PUEDE PRACTICAR YOGA AÉREO?
Si te has propuesto aprender la disciplina del yoga aéreo, te recomiendo que te informes bien, y sobre todo debes de tener en cuenta que no todo el mundo puede practicarlo, y con ello no me refiero a que sea una actividad para atletas o yoguinis experimentados, no. Aunque a veces la práctica roza un entrenamiento de alto rendimiento, el yoga aéreo puede adaptarse a todos los públicos, independientemente de la edad, sexo, religiónpero sí que tenemos que tener en cuenta que al ser una disciplina mayoritariamente en suspensión hay determinadas patologías o lesiones que no deben de tratarse.
10 ASPECTOS A TENER EN CUENTA ANTES DE PRACTICAR
Como en toda actividad o disciplina, no solo hay beneficios, podemos encontrar las siguientes contraindicaciones. No deberías invertir si padeces de:
glaucoma, tensión ocular alta o desprendimiento de retina.
episodios de epilepsia,
si tienes alguna enfermedad cardiovascular,
si estas tomando medicación severa o consumes estupefacientes y estás en fase de abstinencia,
cuidado con las hernias de hiato e inguinales,
además de las varices y el estado en el que se encuentren,
sinusitis crónica,
enfermedades cerebrales,
desmayos o vértigos,
hipertensión o hipotensión. Si alguna de estas cuestiones es tu caso, consulta a un médico antes de adentrarte en la práctica de la suspensión. Debemos de tener en cuenta que al invertir estamos invirtiendo al mismo tiempo nuestros órganos, enviamos mayor afluencia sanguínea a nuestro cerebro y son éstos, nuestros órganos, los que deben de adaptarse al estado en suspensión. Si hay hernias o varices el columpio o hamaca realiza ligeras presiones y en algunos casos estrangulaciones, que pueden ser perjudiciales en estos casos.
BENEFICIOS DE LA PRÁCTICA DEL YOGA AÉREO
También es cierto que el yoga aéreo nos ofrece un gran número de ventajas y beneficios que no pueden ofrecernos otras disciplinas de suelo o tierra. Veamos algunos:
Aumenta la flexibilidad y la elasticidad: en los momentos de suspensión el cuerpo no sufre el impacto del suelo y puede sentir un mayor relax dirigido a las fascias. Además las articulaciones están libres de dicho impacto y pueden aumentar el rango de movimiento. Aprovechamos de hecho la Ley de la Gravedad en nuestro favor, porque provoca que se destensen los músculos y la columna vertebral cobre mayor espacio entre las vértebras, mejorando al mismo tiempo la irrigación de los discos intervertebrales.
Tonifica la musculatura: y es cierto que cualquier ejercicio físico nos ayuda a tonificar nuestro cuerpo, pero debemos de tener en cuenta que en los momentos de inversión nuestro centro, el core, debe de estar en continua actividad para poder encontrar el equilibrio. Además de que la tonicidad proviene desde lo más profundo de nuestros músculos, es así como la musculatura estabilizadora está en continua alerta.
Mejora la circulación: es gracias a la inversión como nuestra circulación mejora gracias a la fortaleza que cogen nuestras venas y arterias, y es que el retorno venoso se hace más poderoso gracias a la inversión, gracias a estar cabeza abajo.
Mejora el sistema linfático: mejora además el riego linfático, se fortalecen nuestros ganglios que transportan la linfa y favorece la desintoxicación del cuerpo.
Mejora la propiocepción: nos hace ser más conscientes de nuestro cuerpo. Es el sentido que nos informa acerca de la posición en la cual se encuentra nuestro cuerpo. Cuando estamos en inversión, hasta que no nos adaptamos pasamos por fases donde perdemos la conciencia espacial y orientativa, no sabemos que es delante o atrás, derecha e izquierda. Con la práctica, nos adaptamos y se nos abre un mundo nuevo de posibilidades, una nueva visión del mundo, el mundo al revés.
Mejora todas las potencialidades psíquicas: al invertir enviamos mayor afluencia sanguínea a nuestro cerebro por lo tanto de oxigena y se equilibra el funcionamiento de las glándulas principales, así como del sistema nervioso.
Tiene efectos calmantes: y es justo por enviar mayor afluencia sanguínea al cerebro que regula el sistema nervioso central y obtenemos efectos calmantes, nuestra frecuencia cerebral cambia a través de la práctica y mejoramos en todos los sentidos. Estos son solamente algunos de los beneficios que obtendremos con una práctica saludable de yoga aéreo.
Te sigo recomendando que te informes con el/a profesional que va impartirte las clases, y siempre que tengas dudas, consulta con un médico antes de comenzar tu práctica.