Tras el adios

                Siento un pequeño vacío en mi interior. Como cuando una persona que quieres mucho deja de existir para ti... Es un proceso de duelo inclusive si se ha ido lejos. Porque deja de existir en la forma en la que le conocías; ya no es el amigo que ves diario, no es parte de tu vida como lo solía ser, paso de un 35% a un 3% y pronto, lo sabes, a un .8%. Como a las muchas otras personas que alguna vez fueron un 35% o incluso un 50%, l distancia hace muchas cosas: crea brechas entre personas, entre los sentimientos, entre los momentos, para pasar a recuerdos, a platicas por viber o cara a caras con skype. Pero no puedes atravesar el ordenador, no puedes abrazarle, no puedes agarrarle la nariz y burlarte de lo pequeña que es.... Las cosas siempre necesitan acomodarse. Después de un evento importante es como la sacudida de cualquier terremoto, las piezas necesitan caer en su lugar y acomodarse de nuevo, nunca serán igual que antes pero cada vez encajan mejor. Si las piezas nunca se movieran en primer lugar seguro que crecerían telarañas, por no hablar de lo mal que empezarían a encajar después de algún tiempo. Creo que nuestra naturaleza exige movimiento, exige cambio hacia un lugar mejor. 

              Mientras llega ese paso, que no te preocupes... Viene solo; respira. Respira mucho para llenar ese sitio que parece vacío, escucha música, baila y ve lento, que el tiempo no puede apresurarse así que es mejor no forcejear contra el sino dejar que nos lleve....