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¿ES NECESARIO PREPARARSE PARA LA MUERTE?

Por favor no crean que estoy considerando el asunto de la muerte, pero ya que comencé a comentar este tema me parece necesario tratar los distintos aspectos relacionados con la misma.

Algunas religiones insisten en que debemos prepararnos para la muerte ahora, mientras estamos en la vida. Pero, ¿qué significa prepararnos para la muerte? Nada más, ni nada menos, que tomar conciencia de nuestro propósito aquí, en la vida física. Tomar conciencia de nuestra razón de ser y de existir. Debemos darnos cuenta que nuestra vida cotidiana tiene una importancia mucho mayor de la que l adjudicamos normalmente. Cada acto puede representar una oportunidad para tomar conciencia de nuestra propia divinidad y alejarnos de la negatividad en la que lamentablemente en general vivimos.

El pensar en la muerte es tomar conciencia de que el lapso de cada vida representa una oportunidad para darnos cuenta de nuestras fallas y debilidades y con ello nos brinda la posibilidad de mejorar, evolucionar y avanzar en el sendero de la luz.

La mayoría de nosotros no tiene conciencia de cuál es el motivo porque su alma ha elegido venir a la Tierra y lo que pretende lograr y aprender en este lapso de vida. No estamos conscientes a qué hemos venido, ya que les puedo asegurar que no es simplemente para ir y pasar un día tras otro, buscando riquezas o diversiones o las mil y una cosas que nos impulsan en esta estadía.

Por más duras y difíciles que puedan ser las circunstancias que nos toquen vivir, es necesario aceptarlas como parte de nuestro aprendizaje, ya que no somos producto de las circunstancias. Cada evento que nos pasa es una prueba que podemos aceptar tomando conciencia de que es un escalón en la escalera que significa llegar a la meta, o podemos rechazarla y negarla, pero es necesario que nos demos cuenta que tarde o temprano se nos volverá a presentar.

Nuestra alma ha elegido venir a la vida en la Tierra para estudiar cierta cantidad de materias y depende de nuestro libre albedrío si cumplimos con este compromiso o no. Este es el motivo por el cual tenemos que enfrentar el momento de la muerte con la seguridad de haber hecho lo mejor posible del tiempo que teníamos a disposición, y por consiguiente si tenemos esta seguridad no hay motivo por el cual temer a la muerte si nos hemos preparado conscientemente.

El prepararnos conscientemente significa habernos preparado mediante la meditación, la práctica espiritual, el desprendernos de nuestros apegos y reconocer la verdadera naturaleza de nuestro espíritu. Si no lo hacemos, cuando llegue el momento de la muerte este será más difícil por la fuerza del karma, etc.

Para quien muere sin preparación espiritual, la angustia y el sufrimiento son inevitables, originándose esta angustia en su mayor parte en nuestra ignorancia y apego a la vida material. En el momento de la muerte podemos alcanzar la liberación. Si fracasamos. Es porque no nos liberamos debido a que nos apegamos a viejos hábitos que se convertirán en el núcleo de nuestra próxima vida. Cuanto más nos hayamos liberado, tanto mayor será nuestra libertad de acción y podremos tener un renacimiento mejor.

Por consiguiente es de fundamental importancia el estado del espíritu en el momento de la muerte, el mismo no debe ser distraído ni perturbado. Es por ello que es importante mantener la conciencia lúcida ya que si la misma se interrumpe se borra la memoria y entramos en otra dimensión sin una referencia conocida.

Tal como he mencionado en mi otro escrito es necesario que los médicos que acompañan al moribundo no traten de aplicarle grandes cantidades de sedantes para que no sufra y para que no se dé cuenta de lo que está pasando. Está bien calmar el dolor, pero otra es borrar la conciencia. Necesitamos darnos cuenta de lo que está aconteciendo y entonces se hará la transición como si fuera un ejercicio de meditación. Tomaremos una inspiración profunda y, al exhalar, nos dejaremos ir como si fuéramos un globo que se suelta en el aire.

También es necesario que los familiares acepten la muerte como el desarrollo natural de los acontecimientos, enviándole todo su amor y su luz al moribundo. Se pueden decir oraciones o cánticos suaves pero hay que evitar las graves escenas de llantos y desesperación, ya que las mismas representan solamente una carga para el moribundo.

Un ambiente de paz y de amor es el mayor regalo que se le puede dar al ser querido que se está yendo y tenemos que darnos cuenta que el alma percibe todo gesto, cada palabra que se manifiesta y cuánto más se aligera lo negativo en esta circunstancia, tanto mejor.

Todos sabemos que la muerte no representa el final sino que es el paso hacia otra dimensión. Lo que queda es el cuerpo físico, que es la vestimenta del alma, pero ella – el alma – es la que tiene que seguir adelante y cuanto más le facilitamos esta transición, tanto mejor para ella.

En general, debido a las enseñanzas religiosas y las creencias que nos han inculcados desde chicos, especialmente los que somos de origen occidental, nos cuesta mucho comprender todo esto, pero si ustedes investigan un poco las costumbres orientales se darán cuenta que allí a la muerte se le da un significado muy distinto.

Como terapeuta que soy y debido a la gran cantidad de Terapias de Vidas Pasadas que he realizado, estoy por supuesto mucho más familiarizada con este enfoque, y es por ello que trato de compartir este conocimiento en palabras simples con todos ustedes.

Con amor.

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