Mientras vivía algo que no quería estar viviendo. Algo que me empujaba al limite, lo vi: mi corazón no dolía, esa parte de mi "milagrosamente" estaba bien, pensé Quizás como siempre lo está. Me dolían los pulmones, que yo misma estaba oprimiendo, o mejor dicho, mi cerebro había mandado la orden a mis pulmones de que lo hiciera. Pero lo que más dolía de todo era mi cabeza. Mi cabeza que no paraba, no paraba de pensar no sé ni qué porque iba más rápido de lo que yo podía parar a escuchar.
Son momentos así donde nos damos cuenta de la verdadera raíz del problema: la mente. La mente con todo lo que ha aprendido, la mente con sus formas automatizadas de mandar al cuerpo, de reaccionar, de interpretar, de pensar. Ha pensado tanto y por tantos años que pareciera que ya camina sola. Pero, lo mas rescatable de todo este asunto es, que el corazón esta intacto, está intacto en nuestros momentos de mas profundo dolor y es lo que nos permite salir adelante. Es la casa del alma y como el alma no es algo físico no duele. Como el alma no es ignorante no duele. Es la mejor razón para estar vivo y ser feliz: tener alma y reconocerme, más que un cuerpo que puede doler, que puede envejecer, mas que una mente que parece que ya piensa sola, un alma que ama y que vive eternamente. Tal como dice Brian Weiss: " somos seres espirituales viviendo una experiencia humana y no seres humanos viviendo experiencias espirituales".