Hay distintos tipos de fatiga según las horas en que nos sintamos cansadas. La alimentación y el sueño tienen un papel fundamental en nuestros niveles de energía. Lee sobre distintos tipos de fatiga, te contamos qué puedes hacer para combatir el cansancio extremo. Si un cambio en tu alimentación y en tus rutinas nocturnas no basta para que dejes de sentirte fatigada, entonces es momento de visitar a tu médico.
LA FATIGA MAÑANERA
Es la que nos ataca cuando nos levantamos. A veces, hemos dormido varias horas pero parece que no son suficientes. Una solución sencilla es consumir proteínas en el desayuno. De esta forma, se incrementarán tus niveles de energía y además, no sentirás hambre a la media hora de haber desayunado. La forma en que nos alimentamos para comenzar nuestro día es fundamental para afrontarlo con energía y positividad.
LA FATIGA DE LAS DOS DE LA TARDE
Es la que nos ataca cuando llevamos medio día en pie. Las que trabajamos por las tardes, conocemos muy bien esa sensación después del almuerzo, en la que parece que nos han drenado toda la energía. Uno de los errores alimenticios más comunes es el consumo excesivo de carbohidratos refinados. Éstos se convierten en azúcares y nos aumentan los niveles de glucosa e insulina en la sangre.
Te recomendamos que pruebes una semana completa de desintoxicación de carbohidratos y azúcar, sustituyendo los carbohidratos de tu dieta habitual por vegetales, carnes blancas y grasas beneficiosas para tu salud, como la del aceite de oliva o de coco.
LA FATIGA DE LAS SEIS DE LA TARDE
El día está a punto de finalizar y tras toda nuestra actividad, el cuerpo se siente fatigado y te pide descanso. La forma en la que te sientes a partir de esta hora es crucial para averiguar si estás durmiendo lo suficiente. Si has tenido una buena noche de sueño, lo más probable es que no te sientas fatigado a las seis de la tarde, pero, si tu sueño no es de calidad, esta hora es matadora.
Trata de averiguar si descansas bien, si las horas que duermes son suficientes y si descansas de forma continua durante toda la noche. Antes de acostarte, te recomendamos un baño aromático que te permita relajarte y liberar todo el estrés acumulado durante el día. Además, el agua caliente te relaja los músculos, por lo que te sentirás aliviada cuando salgas del baño, y te ayudará a dormir mejor.