Cuando supimos que ibas a ser una niña, los lazos de colores y los futuros nombres nos animaban todavía más, aunque las naúseas de tu mami también nos hacían imaginarte con carácter. Menudas risas con que te llamaras Mariana, como el abu!!
Diez de mayo, un parto largo, con sandwiches en el Rodilla de por medio, nos dió la mejor de las noticias: había salido todo bien y ya estabas aquí. Y con la ilusión que traen todos los bebes, fuimos a conocerte, llenarte de ¡OOOohhhhh! y de ¡Que bonita! y de ¡que ojos!. Tengo que confesarte que también preguntamos mucho por tu hermano, cómo estaba, que había dicho…entiéndelo, tú eras la protagonista, pero nos preocupaba el amigo de mi niña.
Te criaste sin hacer ruido, en tu maxicosi, pegada siempre a papá y mamá, que, no se si lo sabes, pero tienes mucha suerte por tener esos padres. Te han hecho ser una personita fantástica, con las ideas claras, y te han dado la libertad justa para desarrollarte y seguro que lo seguirán haciendo.
Durante un par de años, al poquito de nacer tú, yo estuve malita, y tu familia al completo salió a echarme una mano sin dudarlo. Por eso, has compartido cenas y comidas con mi niña (más tarde con mis niñas), tus modelitos cuando ya no te han valido, te hemos visto bailotear en los festivales del cole desde que aprendiste a andar, has compartido tus cumples con nosotros y hoy, nos dejas acompañarte en uno de esos días especiales que irán marcando tu vida.
Y por eso, aunque también tendrás un regalito físico (¿que será, será?), quería regalarte algo que puedas guardar para siempre, para que no se te olvide que te queremos mucho, que nos gustaría seguir formando parte de tu vida muchos, muchos años, y seguir compartiendo con tu familia (sobre todo con tu mami delante de un café) tus andanzas, tus bailes, tus viajes…..
Que seas muy feliz hoy, Belén!! Muchas gracias por dejarnos salir en la foto de tu historia.