Por Carlos Alberto Moya S. /Psicólogo Transformacional.
Los momentos ordinarios son exclusivos de visiones limitadas. Para una mente preparada tan sólo existe la fascinación, pues todo nace en medio de un tejido de milagros.
El mundo se transforma cuando nos damos cuenta que existimos en medio de una danza mágica, continua y armónica de milagros. Todo momento es en realidad maravilloso. Cuando asumimos la posición de extasiarnos con todo momento, con cada segundo, nace aquello que los orientales llaman iluminación, que no es otra cosa que conectarse al fluir natural y fascinante de la vida, además de reconocer en cada cosa su propia historia.