"Mi autoestima está dañada: ¿Por qué?"

Hasta los seis años aproximadamente, el niño configura su autoestima. Según lo que los adultos de referencia le transmitan sobre sí mismo, él irá configurando su identidad y, por lo tanto, la consciencia de sí mismo.

¿Alguna vez has oído decir a un niño que es feo? Probablemente no ¡Porqué sus padres le han repetido reiteradamente que es guapo! Y, ¿Qué hace él? Simplemente dar por sentado que aquello que le dicen que es, es una verdad universal.

Conforme vamos creciendo, el valor que nos profesamos, no viene dado tanto por lo que los demás piensan sobre nosotros, sino por lo que nosotros mismos nos atribuimos. Y menos mal… Sino, ¿Cómo afrontaríamos algo tan cotidiano como una crítica o el rechazo?

Si dudas acerca de tus niveles de autoestima, sigue leyendo. Tal vez puedas evitar esta autodestrucción sabiendo qué la produce.

Lo que han dicho sobre ti tus referentes

Históricamente puede que fueses torpe. Así te lo fueron repitiendo y así te fuiste construyendo, como alguien poco habilidoso, que a menudo se le caían las cosas o que destartalaba cualquier objeto. En mis sesiones, todavía me sorprendo al preguntar a mis pacientes cómo se describirían. Al revisar su listado, a menudo se dan cuenta de que aquellos adjetivos que han empleado ya no corresponden a lo que son actualmente o, en el peor de los casos, nunca les correspondieron. Pero como niños obedientes que fuimos, simplemente dimos por sentado que debíamos cumplir con aquella cualidad o defecto que nos atribuyeron. Somos o fuimos aquello que nos dijeron que éramos y nuestros referentes sólo se encargaron de hacernos de espejo para que pudiéramos ver nuestro reflejo.

Si eres un personaje redondo, de aquellos que evolucionan a lo largo de los cuentos, revisa tu listado de cualidades y defectos y, según tu criterio de adulto, sigue incorporándolas o bien, elimínalas: gran ejercicio que recomiendo a todos.

Imagina que con los años, incorporáramos una especie de colador en nuestras cabezas. Ahora, de todo aquello que nos han transmitido, podemos filtrar las sobras y quedarnos con lo que realmente nos corresponde.

¿Sabe igual la crema de calabaza antes de haber sido pasada por el colador chino que después?

Tu victimismo

“Todo me sale mal”, “Soy de lo más gafe”, “Lo que no me pase a mi…”, “¿Por qué yo?”, “Si no lo merezco…”.

No te sientas tan especial. Todos hemos vivido episodios desagradables, en mayor o menor medida. Recuerda, en la vida existe la felicidad porqué también convivimos con la desdicha. Sentir que eres el único pobre desgraciado en la faz de la Tierra que recibe golpe tras golpe es de lo más destructivo para tu moral. Así que más que pensar que la vida ha iniciado una especie de complot hacia ti, podrías empezar a pensar que eres tú mismo quien se está cargando tu autoestima y, por lo tanto, la posibilidad de tener suerte en esta vida.

Creer que todo te va mal es igual de pedante que creer que eres fantástico y maravilloso y que todo te sale genial.

Seré drástica. La vida no va a ser la que se encargue de demostrarte que vale la pena vivirla. Destierra el “Seré feliz cuando las cosas me vayan bien”. Más bien tendrás que ser tú mismo quien asuma que la vida es esto, un buen mix entre penas y glorias. Y, lo más importante, no eres lo que te ha sucedido, sino lo que has elegido ser.

El valor que te dan los que te rodean

Teóricamente, el adulto ya ha configurado su identidad y su autoestima. Eso significa que si alguien te rechaza, dolerá, pero no implica que pongas en duda tu valor como persona. Así como si te echan del trabajo o alguien critica tu modo de vestir. A todos nos gusta que los demás nos reconozcan, ¡A todos! Y quien diga que no, miente. Pero, ¿Qué ocurre si día tras día te relacionas con alguien que no te da el trato que mereces? Si ya has leído alguno de mis artículos, sabrás que la responsabilidad de permanecer junto a ese tipo de personas es tuya. Aún así, que alguien te haga sentir que no eres suficientemente válido, que dude acerca de tu criterio, que juzgue tu modo de vida, que ponga en evidencia tu manera de pensar… Desde luego, te acaba minando. Por muy adulto que seas, tus niveles de autoestima se van carcomiendo.

¿Por qué si te sienta fatal ese tipo de queso lo dejas de tomar aunque sea súper sabroso? Por el mismo motivo que debes replantearte si seguir relacionándote con ese tipo de personas: “Es maravillos@ pero me sienta mal”. Conservar tu autoestima es salud, al igual que cuidar de tu sistema digestivo.

Fuente: este post proviene de Vínculos y Relaciones, donde puedes consultar el contenido original.
¿Vulnera este post tus derechos? Pincha aquí.
Creado:
¿Qué te ha parecido esta idea?
Esta información nunca debe sustituir a la opinión de un médico. Ante cualquier duda, consulta con profesionales.

Esta idea proviene de:

Y estas son sus últimas ideas publicadas:

Etiquetas: Sin categoría

Recomendamos