En cuanto a la eficacia y seguridad, con el uso de insulina en infusión a través de las bombas, varios reportes muestran que existe una mayor reducción de los niveles de hemoglobina glucosilada con su uso en pacientes con diabetes de tipo 1. Asimismo, se ha observado que los usuarios de esta tecnología reportan incremento en su calidad de vida, sin cambios aparentes en los episodios de hipoglucemia, aunque con tendencia a una reducción de los eventos de hipoglucemia grave. En esta línea, la terapia aumentada por sensor de glucosa acopla los beneficios del monitoreo continuo de glucosa hacia la bomba de insulina. Con esto, la bomba puede detener la infusión de insulina por un lapso de una a dos horas en cuanto los niveles de glucosa alcanzan cierto umbral, disminuyendo así eventos de hipoglucemia. Además, la disponibilidad de niveles de glucosa permite utilizar dosificadores de insulina integrados a las bombas, lo que intenta ayudar al control de la glucemia prandial.
Sin duda, estas bombas de insulina son los predecesores de los sistemas cerrados de administración de insulina llamados “páncreas artificiales”. Estos integran al monitoreo continuo de glucosa, la bomba aumentada por sensor y un algoritmo específico (que puede estar localizado en un teléfono inteligente) que calcula y controla de forma automática la insulinoterapia en respuesta los niveles de glucosa. La diferencia primordial de este sistema con las otras bombas es la modulación autónoma (por algoritmos especiales) de la dosis de insulina en base a los valores de glucemia otorgados por el sensor del monitoreo continuo de glucosa.
Algunos estudios realizados en pacientes con diabetes mellitus de tipo 1 han mostrado que estos sistemas (ya sea con uso solo de insulina o combinado con glucagón) disminuyen los eventos de hipoglucemias y aumentan el tiempo de glucemia en rangos. Por el momento, no está disponible en el mercado ningún sistema de “páncreas artificial”, aunque se espera que en el transcurso de los siguientes meses o años eso pueda cambiar.