Lee y piensa únicamente lo bueno y puro, lo bello y verdadero.
Convéncete a ti mismo de que éstos son los únicos estados dignos de Dios y de los hombres.
No hable de tus enfermedades, dificultades o pobreza.
Cuanto más los hablas, más se agravan.
Habla apenas de salud y abundancia, y vive con optimismo y alegría.
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