Lo que necesitas saber sobre la OBSOLESCENCIA PROGRAMADA

En el artículo de hoy te voy a hablar sobre una práctica que de tan integrada que está en nuestras vidas muchas veces pasa desapercibida: la obsolescencia programada.

Además de descubrir, que es, encontrarás su razón de existir, sus efectos en las personas y el medioambiente y qué podemos hacer para luchar contra ella.

He intentando que sea muy práctico, por lo que encontrarás muchos enlaces, referencias y contenido adicional. No me lío más que este post se destruirá dentro de 7 minutos .

Qué es la obsolescencia programada

La obsolescencia programada consisten en acortar de manera intencionada la vida útil de los productos para que sea necesario cambiarlos por uno nuevo. Y no solo queda ahí, también es obsolescencia programada cuando sentimos necesidad de comprar una camisa, un móvil o unas gafas porque las que tenemos están desfasadas.

Me puedo imaginar tu cara si esto es la primera vez que lo escuchas. Supongo que como la que se me quedó a mi cuando lo oí por primera vez:



Y si ahora te paras a pensarlo, seguro que te suena la frase: no merece la pena que lo repares, te sale más barato comprar uno nuevo. Pues bien, eso es obsolescencia programada.

Pero para entender mejor esta estrategia del mal, te voy a contar un poco de historia para ver que en su momento no fue tan descabellado y que incluso tiene tenía sentido.

Hoy en día estas prácticas no deberían de existir, aunque para eso sería necesario un cambio muy profundo de paradigma económico y eso no interesaNo obstante, como te contaré al final, tú como consumidora tienes mucho que decir. Y no solo en las elecciones (cada 4 años 6 meses).


Con la obsolescencia programada se fomenta el comprar, tirar, comprar. Aunque puedas pensar que no se puede hacer nada, tu tienes el poder de elegir lo que compras. Y tomando decisiones más conscientes el mundo se hace más
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Por qué surge la obsolescencia programada

Para entender cómo algo a priori tan macabro pudo llegar a implantarse es necesario remontarse unos años atrás. Y para eso vamos a empezar en la revolución industrial.

La revolución industrial

Por allá por el siglo XVIII fue se comenzó a mejorar la eficiencia de fabricación. Esa mejora fue permitiendo producir más, con un coste menor. Lo que se vió como una gran oportunidad de rentabilizar los negocios. No obstante, eso trajo consigo la necesidad de que hubiera personas dispuestas a comprar esa mayor producción.

El potencial de la producción era ilimitado, el límite estaba en los compradores. La bajada de los precios y la necesidad de aumentar el mercado hizo que se incluyese a la clase trabajadora como potenciales compradores. Y esto dió lugar a lo que se conoce como la sociedad de consumo.

Aunque al principio parecía una solución a la falta de demanda, en realidad era un parche. Las mejoras en la producción hacían que las necesidades de consumo fueran cada vez mayores y si el consumo paraba el sistema colapsaba. Algo que a día de hoy sigue sucediendo. Si se deja de comprar, no era necesario producir tanto y si la producción bajaba el paro sube. Si sube el paro, las compras bajaban aún más y así hasta que el sistema peta. Es una rueda viciosa. Por eso como buenos ciudadanos tenemos que consumir .

Las bombillas, las primeras víctimas de la obsolescencia programada

El primer acuerdo de obsolescencia programada se dió en 1924 entre los principales fabricantes de bombillas. Se conoce como el Cártel Phoebus, por si quieres investigar más. No obstante, en resumen lo que buscaban era controlar el mercado de las bombillas fijando unos criterios de calidad. Entre esos criterios estaba la limitación de la duración de las bombillas: no podía superar las 1000 horas. ¿Te suena ver todavía hoy esa cifra?

Lo peor es que antes de ese acuerdo, los fabricantes se querían destacar por la calidad de sus productos. Y en la publicidad anunciaban más de esas 1000h. Con el tiempo, esas cifras fueron bajando hasta llegar a las 1000h.

Hay un dato curioso sobre una bombilla que lleva funcionando desde 1901 en Livermore. Si quieres tiene una webcam con la que la puedes ver en tiempo real: webcam bombilla Livermore.

Foto de la bombilla más longeva de la historia. Funcionando desde 1901.


La gran depresión y la expansión de la obsolescencia programada

Fue durante los años de la gran depresión donde en 1932 Bernard London propone por primera vez la obsolescencia programada como algo obligatorio para fomentar la estabilidad del sistema. Y fue después de la segunda guerra mundial cuando EE.UU. tras haberse convertido en la gran fábrica de abastecimiento y armamento para la guerra quiso mantener ese ritmo de producción.

Y en 1954, el diseñador Brooks Stevens, retomando la idea de London consiguió implantar la obsolescencia por desfase. Mediante nuevos diseños, más atractivos y el uso de la publicidad empezó a crear la cultura de: “deseo algo un poco más nuevo, un poco mejor y un poco antes de lo necesario”.

Desde entonces, la obsolescencia programada convive con nosotros como algo natural. Algo que está tan arraigada que vemos normal, por ejemplo, los productos de un solo uso. ¿Qué hay más loco que beber 200 ml de agua en 10 segundos en un vaso que tendrá cientos de años de vida inútil?

Y aunque nos venden comodidad y modernidad, lo que nos están vendiendo es explotación y extinción; unos altos intereses que pagarán las generaciones futuras.

Tipos de obsolescencia programada

Obsolescencia programada
Photo by Arian Darvishi on Unsplash
Dependiendo de cómo se programe el fin de la vida del producto se dice que hay diferentes tipos de obsolescencia programada. Puede ser que, por ejemplo:

Una impresora deje de imprimir al llegar a un determinado número de copias. Obsolescencia programada funcional.

Se estropea un aparato y ya no se fabrican piezas o las piezas son desproporcionadamente caras. Obsolescencia programada indirecta.

Sientas el deseo de cambiar de chaqueta porque los colores ya no van a la moda. Obsolescencia programada estética.
Y así, podría seguir hasta un largo etcétera. No obstante, me gustaría hacer especial hincapié en un tipo de obsolescencia programada: la obsolescencia ecológica.

La obsolescencia ecológica

Está muy relacionada con el Green Washing. Y consiste en incitar al consumidor a que siga consumiendo, pero en este caso, cambiando algo viejo y contaminante por algo nuevo y ecológico. Aún cuando lo viejo es funcional. Lo preocupante es la tendencia creciente de consumo verde, que no lleva más que a seguir derrochando recursos.

Así que, una inconformista como tu que busca llevar una vida más sostenible, primero exprime lo que tiene y deja que la obsolescencia programada haga su trabajo. Y cuando ya no se pueda reparar, entonces ahí, busca la opción más sostenible (que igual es no comprar nada ).


Una inconformista que busca llevar una vida más sostenible, primero exprime lo que tiene y deja que la obsolescencia programada haga su trabajo. Y no cambia algo viejo por el simple hecho de que hay algo nuevo más "ecológico".
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Te pongo algunos ejemplos:

Cubiertos de bambú. ¿No puedes llevar los mismos que tienes en casa?

Pajitas de cartón o de acero inoxidable. ¿Beber directamente del vaso no es una opción?

Bastoncillos de un solo uso para limpiar los oídos. ¿Conoces el oriculi o el meñiculi (dedo meñique)?

Luces led. No tardarán en fundirse las que tienes y ahí puedes pensar en sustituirlas. Al fin y al cabo, en casa no estás con la luz encendida todo el día y, si fuera así, puedes cambiar las de las zonas de más uso.

Esponja de ducha. ¿Has probado a enjabonarte con la mano?
Recuerda: menos es más.

Cómo afecta la obsolescencia programada a las personas

Parece que la idea de producir cosas con fecha de caducidad para fomentar el empleo y el estado de bienestar no está mal, ¿verdad? No obstante, no todo lo que reluce es oro.

Por un lado, vivir con más bienes no implica que seamos más felices. Y así lo demuestra el estudio realizado por la universidad de Harvard durante 80 años sobre la felicidad. Lo que hace llevar una vida más feliz y saludable son las relaciones buenas y estrechas. Y no las posesiones materiales.

Y curiosamente, la obsolescencia programada nos aleja de la felicidad. Cuando más consumes, más dinero gastas. Y cuanto más dinero gastas, más horas trabajas. Y cuanto más trabajas, menos tiempo tienes para relacionarte. Y cuanto menos tiempo tienes para las relaciones, menos feliz eres.



Aunque, este ritmo de compras frenéticas no solo nos lleva a nuestra propia infelicidad. Sino que este estilo de vida genera pobreza y explotación en otros lugares del mundo. Algo que considero tremendamente injusto y que no hace ningún bien a la humanidad.

Y qué efectos tiene sobre el medioambiente

El modelo de usar y tirar o economía lineal se fundamenta en que el capital natural es ilimitado. Como se dice por Asturias Ta to pago (está todo pagado). Y esto, por allá por la época de la revolución industrial quizás podría creerse (o no pensar en ello). No obstante, hoy en día está más que claro que los recursos naturales son limitados y que los estamos agotando.

Existe un indicador ambiental llamado huella ecológica que nos dice cuánto por encima de las capacidades del planeta vivimos. En España, necesitaríamos los recursos de 2,3 planetas para seguir nuestro ritmo de vida. Y se trata de sentido común: consumir a un ritmo igual o inferior al que se generan los recursos.

Footprint123 – CC BY-SA 4.0


Pero además, en este modelo basado en comprar, tirar, comprar, se generan grandes cantidades de residuos. Que en vez de ser aprovechados, gran parte de ellos terminan en vertederos, incineradoras o pululando por ahí (mares, ríos, lagos, montañas, playas). Y cómo ver basura no le gusta a nadie, y el ritmo de generación es tan grande, nos aprovechamos de otros países para que se arreglen con ella. Por ejemplo, uno de los mayores vertedero de electrónica del mundo lo puedes encontrar en Ghana. En donde el consumo de electrónica es mucho menor que el de Europa o Estados Unidos.

Vertedero electrónico en Ghana generado gracias a la obsolescencia programada.
Foto de Muntaka Chasant, CC BY-SA 4.0

Qué podemos hacer para combatir la obsolescencia programada

Bueno ahora que ya sabes lo qué es la obsolescencia programada, su historia y el impacto que tiene para las personas y el medio ambiente. Me gustaría darte algunas ideas sobre cómo poder afrontarla.

#1 Aprovecha al máximo lo que tengas. Estira la vida útil de tus bienes actuales.

Como te comentaba antes, caer en la obsolescencia ecológica es muy fácil y tentador. Cuando empiezas a querer llevar una vida más sostenible quieres eliminar todos los restos con el pasado. Pero eso no es lo más sostenible. Mantén la calma y cultiva la paciencia.

Yo tardé muchos meses deshacerme, por ejemplo, del film transparente, bolsas de plástico, champús en bote y las decenas de productos de limpieza (aquí te cuento cómo limpiar la casa sin tóxicos y en modo zero waste). Pero lo considero algo necesario para no desperdiciar y ser coherente con el aprovechamiento de los recursos.

#2 Si hay algo que no usas y se puede seguir usando: regálalo/véndelo/dónalo

Antes de tirarlo al contenedor o llevarlo al punto limpio para su reciclaje. Si todavía se puede seguir usando regálalo o véndelo. Wallapop es una forma muy cómoda de colaborar con economía circular, evitar el despilfarro de recursos naturales y además recuperas algo de dinero.

También hay asociaciones como Emaus que recogen ropa, muebles y cualquier cosa para darle una segunda vida, con lo que además ayudas luchar contra la pobreza y la exclusión.

#3 Pide prestado antes de comprar

¿Sabías que un taladro se usa de media 12 minutos a lo largo toda su vida? Compartiéndolo ayudar a darle más uso y a que no sea necesario comprar otro taladro para usarlo otros 12 minutos. Proyectos como Lendi App (en barcelona), Tienes Sal (Madrid, Barcelona y Valencia) o Flandr (toda España) fomentan este tipo de colaboración entre vecinos.

El compartir bienes entre usuarios fomenta aprovechar mejor los recursos.
Photo by chuttersnap on Unsplash


¿No crees que está muy chulo que entre tus vecinos poder compartir cosas de manera fácil sin necesidad de comprarlas? ¡A mi me parece super interesante!

#4 Compra artículos de segunda mano o reacondicionados

Cuando necesites comprar algo, piensa si te puede servir de segunda mano o reacondicionado. Es una manera de alargar la vida útil de productos ya fabricados, ahorrar un dinero y colaborar con la economía circular.

Aquí te dejo unas empresas de venta de productos reacondicionados quizás menos conocidas que Wallapop.

Blackmarket: electrónica reacondicionada

Reketec: ordenadores reacondicionados.

Percentil: ropa de segunda mano.

Micolet: ropa de mujer de segunda mano.

#5 Cuando vayas a compra infórmate antes sobre la empresa y el producto

Hay cada vez más marcas con unos valores sociales, éticos y medioambientales muy interesantes. Aquí te dejo algunos ejemplos:

Patagonia. Marca de ropa deportiva que te pide que no compres sus productos. Son unos fieras y si realmente lo necesitas comprar, es una marca muy recomendable. Promueven el cuidado de la ropa, lavarla, arreglarla y reciclarla cuando ya no se pueda seguir utilizando.

Fairphone. Teléfono móvil que es fácilmente reparable, garantiza que las materias primas son obtenidas de lugares sin conflicto y sin obsolescencia programada.

Ecoalf. Realizan ropa con el plástico que obtienen de limpiar el mar.

Ekomodo. Fundas, bolsas, carteras realizadas con material reciclado.

Iluminación sin obsolescencia programada.
Y también existe un sello para identificar a aquellas organizaciones y personas que se han comprometido con la sostenibilidad: Innovación Sostenible Sin Obsolescencia Programada (ISSOP); si te lo encuentras es una garantía.

Sello de innovación sostenible sin obsolescencia programada
Sello de Innovación Sostenible Sin Obsolescencia Programada (ISSOP).


Documental Comprar, tirar, comprar

Y antes de terminar me gustaría dejarte por aquí un documental muy interesante por si quieres investigar un poco más.

Conclusión

Como podrás identificar vivimos rodeados de obsolescencia programada y se requiere de la contribución de cada uno de nosotros para que las empresas dejen de realizar estas prácticas y se lleve a cabo un cambio de paradigma económico en el que no sea necesario tirar para vivir bien.

El mundo es suficientemente grande para para satisfacer las necesidades de todos, pero siempre será demasiado pequeño para la avaricia de algunos.

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¡Feliz día!

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Informe EAT-Lancet. Dietas saludables y sostenibles.
Foto de portada: Bernard Hermant.

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