Volverte el mejor consejero, el que siempre da apoyo a todos los que lo necesitan, el que se muestra predispuesto a cualquier hora a brindar su ayuda, el que es experto en rodearse de gente que pasa por momentos delicados… ¡Ese es el codependiente! Para asegurarse el amor de los demás, provoca que le necesiten.
“Si dependen de mi, siempre permanecerán a mi lado, me querrán, seré importante y valioso para ellos”. Obviamente, este movimiento es inconsciente: ¡Nadie en su sano juicio provoca con premeditación y alevosía tal relación perversa! Simplemente son artimañas que escapan de nuestro control y que nos han permitido sentirnos arropados y amados en esta vida, aunque sea de una forma totalmente nociva.
¿Te resulta familiar?
Te invito a descubrir los dramas del codependiente…
¿Cómo puedo saber si soy codependiente?
-¿Te sueles relacionar con gente que está deprimida, que sufre ansiedad, que le acaban de despedir del trabajo, que lo acaba de dejar con su pareja, que se queja amargamente de lo injusto que es este mundo…?
-¿Sueles dar apoyo incondicional a las personas que te rodean, eres de los que ofrecen todo lo que tienen, se vuelcan y se desviven por los demás?
-¿Acostumbras a sentirte decepcionado, frustrado y herido al ver que aquello que has dado no te es devuelto?
-¿Te sueles sentir defraudado cuando dichas personas van mejorando, empoderándose y sintiéndose mejor hasta dejar de necesitarte?
-¿Te sientes incómodo cuando eres tú el vulnerable, el que necesita ayuda, el que pide consuelo o consejo?
-¿Habitualmente no te sientes respaldado cuando eres tú el que necesita ese apoyo?
-¿Llegas a sentir temor o ansiedad al detectar que aquellas personas que antes te necesitaban son más autónomas, van a su aire e incluso hacen su vida sin que tú seas una pieza clave e indispensable?
Si la mayoría de tus respuestas son afirmativas, me temo querido lector, que tienes números para estar viviendo en la codependencia.
¿Qué problemas trae consigo la codependencia?
Exactamente los mismos que la dependencia. En este tipo de relaciones, el punto de unión es la necesidad, no la elección: “Me vinculo contigo porque te necesito, no porque te elija”. Por este motivo, en cuanto el otro deja de sentirse desdichado, deprimido, solo o herido, progresivamente va a querer prescindir de ti.
Cuando eso ocurra, la sensación que experimentarás es la de una puñalada trapera, la más grande de las traiciones. “¿Cómo puede hacerme esto después de todo lo que le he ayudado?”. Por extraño que parezca, al igual que esa persona te ha usado a ti, lo mismo has hecho tú con ella. Como necesitas sentirte imprescindible, importante y valioso, has usado al otro para experimentar todas estas sensaciones. Dicho así, no es el otro quién te ha traicionado, sino que lo que ha ocurrido son las consecuencias naturales de las relaciones tóxicas que generas.
¿Y cómo me deshago de esto?
Piénsalo, ¿Qué sentido tiene vincularte con gente que te necesita?
Para empezar, ¿Estás dispuesto a asumir que si cambias de rol puede que pierdas a muchas personas por el camino?
Como diría Darwin, será fruto de la selección natural, la base de la evolución humana. Al deprenderte de este rol, detectarás enseguida qué personas permanecen a tu lado y cuáles no.
¿Doloroso? Mucho. Pero sin asumir este riesgo, la codependencia seguirá intoxicando tu vida. Puede que muchos no te quieran, pero seguro que los que permanezcan te querrán mejor.
¿Te atreves?
Si quieres profundizar más sobre el tema, te sugiero este artículo que escribí para la revista Mujer y Salud
https://www.mujerysalud.es/las-5-senales-del-sindrome-la-enfermera/