El nuevo camino del corazón





Al prestar una atención excesiva al intelecto y a lo racional, durante mucho tiempo hemos tenido al corazón “arrinconado”. Se le suponía portador de un sentimentalismo inútil, ineficaz y totalmente fuera de lugar. Estaba reservado a los poetas y a los artistas, a las madres de familia y a los niños, a las relaciones amorosas y a las personas “sensibles” (mujeres sobre todo). ¿Los buenos sentimientos? Podían debilitar una voluntad fuerte. Además, ser sentimental no ha proporcionado nunca demasiado vigor

• Un cerebro en el corazón
Las investigaciones se fueron profundizando año tras año. Se dieron cuenta de que el corazón contenía un sistema nervioso independiente, específico y bien desarrollado. A pesar de que la materia del corazón físico es diferente a la del cerebro, se descubrieron en él más de cuarenta mil neuronas, tanta como las que tienen algunas partes del cerebro, a lo cual se añadía una compleja y tupida red de neurotransmisores, proteínas y células de apoyo. Gracias a unos circuitos tan elaborados, el corazón parecía poder actuar por sí mismo, tomar decisiones y pasar a la acción independientemente del cerebro. y con todo aquello de lo que dispone, parece que puede aprender, recordar e incluso percibir. ¡Un cerebro en el seno mismo del corazón!
Desde los tiempos más remotos, tanto la sabiduría popular como las tradiciones
68 espirituales (encontramos un reconocimiento explícito de la importancia del corazón tanto en los escritos antiguos chinos, budistas y hebreos como en los de la tradición cristiana) han llamado la atención sobre “algo” más estable que las emociones y más vasto que el intelecto ordinario, destacando la validez delas sensaciones, un modo diferente de percibir la realidad y, en definitiva, resaltando la importancia primordial del corazón.

Observemos, por ejemplo, que en el Árbol de la Vida de la Cábala, el centro que representa el corazón es el único que se conecta con los otros nueve. No es por azar, o por estética. Los grandes sabios sabían exactamente qué era lo que transmitían mediante las imágenes y símbolos que proponían.
En sánscrito, la palabra corazón,“ hridaya”, es el nombre que designa también la realidad última, la libertad infinita y la energía que la origina en el seno del universo. La misma palabra, hridaya, indica el propio centro de todo, el corazón del cosmos, el secreto más íntimo del universo, el aliento del aliento (así es como ha sido presentado por Sally Kemptan, “Swami Durgananda”, en sudisco Awakened Heart).
La rica lengua japonesa posee dos palabras para designar el corazón: shinzu, que designa el corazón físico, y kokoro, que designa “la inteligencia trascendente del corazón”. Una de las obras más potentes del músico japonés Kitaro, lleva por título Kokoro. Figura en su álbum Enchanted Evening. Es una música hasta tal punto portadora de la realidad de su título que si uno se toma la molestia de escucharla de verdad, en la paz de su ser, le facilita una apertura de corazón excepcional. Algunos saben mucho desde hace mucho tiempo

Por otro lado, en instinto popular también pone de manifiesto la importancia del corazón a través del lenguaje o de gestos espontáneos. De la persona sincera se dice que “habla con el corazón.

Señalemos también que cuando alguien habla de sí mismo y quiere indicarlo con un gesto, no se lleva la mano a la cabeza sino al pecho Curioso¿no? Parece que, instintivamente, sentimos que lo que somos de verdad no se encuentra en la cabeza sino en el pecho, en alguna parte del pecho

Pero durante mucho tiempo ha reinado una gran confusión en cuanto al uso del corazón, confusión que no sólo ha limitado la comprensión de las enseñanzas espirituales sino también la psicología, que con frecuencia ha reducido el corazón a un conjunto de mecanismos emocionales muy diversos. ¿Podemos fiarnos de él para gobernar nuestra vida cotidiana? No sabríamos responder con claridad a esa pregunta debido a que, como ya hemos dicho, se le asocia automáticamente con las emociones, cualesquiera que sean.

Los últimos descubrimiento de la ciencia concernientes a esa especie de “cerebro que hay en el corazón”, nos permitirán comprender muchísimo mejor un fenómeno tan fascinante como en el “corazón”. Además, servirán para confirmar y reforzar las enseñanzas espirituales e iluminarlas con nueva luz, tal vez más adaptada a nuestro espíritu moderno, a nuestras necesidades y a nuestras actuales estructuras de pensamiento. Podemos reflexionar, observar y utilizar lo mejor de la corteza cerebral para serenar la mente y abrir la puerta a otro circuito de la conciencia. Así podremos superar el peligroso e inestable “punto de bifurcación” de las situación actual y, si lo deseamos, emprender el camino que nos llevará a otra realidad, una realidad en la que podremos realizarnos con plenitud, tanto individual como colectivamente.

¿Nos mostrará el corazón el nuevo camino?

EL MAESTRO DEL CORAZÓN de ANNIE MARQUIE

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