Ejercicios para la percepción del Dantian.

Ejercicios para la percepción del Dantian.


Proponemos tres sencillos ejercicios que pueden aumentar la percepción del dantian abdominal:
1. Bajar el corazón al dantian.
Nos colocamos de pie, con el cuerpo natural y relajado y los pies separados a la distancia de los
hombros. La columna vertebral se yergue sin tensión y los brazos cuelgan sueltos. Respiramos con
naturalidad.
Durante la inspiración, llevamos el aire y la energía hasta los pulmones y el dantian umbilical,
mientras levantamos los brazos lateralmente hasta la altura de la cabeza. En la espiración, las dos
manos se sitúan delante el pecho con las palmas hacia el suelo y van presionando lenta y
gentilmente hasta delante del ombligo. Mientras, dejamos que el aire salga suavemente por la
nariz o la boca. Con la intención imaginamos cómo la energía del corazón y de los pulmones
desciende por el interior del cuerpo hasta el dantian abdominal, como si el propio corazón
descendiese hasta el bajo abdomen. Repetimos un mínimo de nueve veces.
Atención: al inspirar no debemos imaginar que el corazón vuelve a ascender.
2. Unir los tres sentidos en el punto original.
En la misma postura que en el ejercicio anterior, se sitúa las manos ante el ombligo, como
sosteniendo una esfera muy liviana. Con una mirada interna, fijamos la atención visual en el
interior de la esfera, usamos los oídos para escuchar la esfera y la intención para sentir la esfera.
Con la práctica, notaremos una agradable sensación de calidez y hormigueo en las manos.
Debemos practicar muchos días hasta que esta sensación aparezca automáticamente. Sólo
entonces podremos trasladar la esfera al interior de nuestro dantian abdominal, y practicar el
mismo ejercicio de "mirar la esfera, escuchar la esfera, pensar en la esfera".
Este mismo ejercicio puede practicarse sentado en una silla, en el suelo con  las piernas cruzadas,
o bien tumbado. En pocas semanas puede aparecer una sensación distintiva de tibieza líquida
dentro del dantian, y también fenómenos como presión, espasmos, pinchazos, sensación de peso
y solidez, etc. Dichas sensaciones son beneficiosas y no deben preocuparnos. Nuestro profesor nos
ayudará a gestionarlas y a profundizar en la práctica.
3. Hacer rodar una esfera.
En la misma postura que en los anteriores ejercicios, sostenemos una esfera de unos 25-30 cm. de
diámetro, esta vez delante del pecho. Tras dedicar unos minutos a "mirar la esfera, escuchar la
esfera, pensar en la esfera", empezamos a hacerla girar verticalmente, de modo que las palmas de
las manos van girando (una hacia arriba y la otra hacia abajo, una hacia delante y la otra hacia
atrás) con lentitud y relajación, sin llevar ningún ritmo respiratorio concreto, girándolas 18 veces
hacia el exterior y 18 hacia el interior.
Practicamos este ejercicio varias semanas hasta que aparezca una agradable sensación de calidez y
hormigueo en las manos. Sólo entonces podremos pasar a la segunda fase del ejercicio, que
consiste en imaginar que al girar la esfera que sostenemos en las manos, nuestro dantian
abdominal también gira en la misma dirección y a la misma velocidad. Con el tiempo podremos
sentir cómo dentro de nuestro abdomen, una pelota parece rodar al ritmo de nuestra energía.
Jordi Vilà
Fuente: este post proviene de Blog de CarlosSantana, donde puedes consultar el contenido original.
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