Lo conveniente es realizarla alrededor de las nueve de la noche para dar tiempo al sistema digestivo a procesarlo todo antes de acostarnos. Deben ser cenas bajas en carbohidratos y con abundantes verduras. Las proteínas, mejor optar por las que vienen en las carnes magras.
Olvídate de grandes postres para terminarlas ya que, lo único que harás será añadir grasa que se quedará almacenada ya que no se utilizará. Los dulces, mejor en el desayuno, que es cuando mayor cantidad de energía necesitamos.
A continuación te propongo tres cenas saludables, ¡elige la tuya!
1.- Una ensalada mediterránea. Alíñala con alguna salsa ligera, como la de yogur o, simplemente, con aceite, vinagre y sal.
2.- Una pechuga de pollo al horno con acompañamiento de puré de verduras. Esto último lo puedes sustituir por unas verduras, como por ejemplo champiñones o unas judías verdes.
3.- Un sándwich de pavo con queso y tomate natural. Puedes añadirle algún ingrediente más como por ejemplo, una hoja de lechuga o un huevo cocido. El pan tuéstalo para que le de un toque más crujiente.
Acuérdate de acompañar las cenas con agua preferiblemente, suprime las bebidas gaseosas que te hincharán o las azucaradas.
¿Tienes alguna otra opción?
Imagen: LearningLark/Flickr