Los llantenes poseen gran cantidad de mucílagos, que les otorgan propiedades emolientes, espectorantes y antitusígenas; tanino, que los hace astringentes y hemostáticos y cicatrizantes; pectina y unos glucósidos cromogénicos, la aucubina y el catalpol, de acción antiinflamatoria y antiséptica.
Los llantenes suavizan y secan a la vez, debido a la acción combinada de los mucílagos (emolientes suavizantes) con la de los taninos(estringentes, producen consticción y sequedad), eso les otorga un efecto antiinflamatorio amplio, útil para curar muchas afecciones, tanto de la piel como de las mucosas respiratorias. Éstas son sus principales aplicaciones: En afecciones oculares como conjuntivitis y la blefaritis (inflamación de los párparos) actúa con rapidéz. Picaduras de insectos y reptiles: En caso de picaduras de mosquito, arañas, avejas avispas, escorpiones, frotar enérgicamente la zona de la piel afectada con unas hojas de llantén y aplicar un apósito o cataplasma de hojas. En úlceras varicosas que no cicatrizan, quemaduras, se pueden aplicar compresas de decocción de llantén, o directamente las hojas escaldadas con agua hirviendo. EN LAS AFECCIONES RESPIRATORIAS: bronquitis agudas y crónicas, catarros bronquiales y asma, fluidifican las secreciones, facilitan su eliminación, desinflaman la mucosa bronquial y calman la tos. El llantén se ha usado en la tuberculoosis pulmonar y las neumonías, como complemento del tratamiento específico, el llantén de hoja ancha es el de más acusado efecto antitusígeno.
Decocción de llantén para compresas.
50 a 100g de hojas y/o raíz por litro de agua que se dejan hervir durante 3-5 minutos