Los expertos coinciden en que esta situación produce alteraciones en nuestro sueño que imposibilitan disfrutar de un descanso absoluto y que, por lo tanto, repercute de forma muy negativa en nuestro día a día.
¿Cuáles son las consecuencias de que nuestro sueño se interrumpa?
Los efectos negativos de dormir mal por culpa del ruido ambiental son numerosos:
- Estrés.
- Cambios de estado de ánimo.
- Sensación de cansancio.
- Pérdida de memoria.
- Problemas cardiovasculares.
- Ansiedad.
- Pérdida de concentración.
- Disminución de coordinación corporal.
Estas son las consecuencias a corto plazo y las más visibles, pero si el problema se alarga mucho en el tiempo podemos empezar a tener verdaderas dificultades para llevar una vida normal. Algunos de estos efectos a largo plazo son la hiperalgesia (aumento de la percepción del dolor), temblores, enfermedades gastrointestinales, etc. En definitiva, los problemas para dormir bien pueden acabar perjudicando a nuestra calidad y esperanza de vida.
Además, la sobreexposición al ruido está derivando en que la pérdida de audición asociada a la vejez (presbiacusia) aparezca en edades más tempranas. En la actualidad, casi la mitad de la población española comienza a sufrir esta enfermedad a los 65 años aproximadamente. Pero pronto van a ser las personas que ronden los 50 años las que empezarán a tener estos problemas auditivos.
Para afrontar el problema del ruido ambiental, tenemos dos opciones. La primera es intentar enfrentarnos a él, es decir, hablar con nuestro vecino, con nuestra pareja o con cualquiera que sea el causante de los sonidos que nos impiden dormir e intentar buscar una solución. En el caso de los ronquidos existen métodos para tratarlos.
Si esta opción no es viable (bullicio proveniente de la calle), no nos quedará otra posibilidad que intentar aislarnos lo máximo posible del ruido. Para ello podemos utilizar tapones o protecciones auditivas. También hay médicos que recetan algunos fármacos para conciliar el sueño, pero lo cierto es que muchas veces tienen efectos secundarios o llegan a generar cierta dependencia.
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Fuente: GAES