La enfermedad renal crónica (ERC) se caracteriza porque los riñones van perdiendo funcionalidad de manera progresiva e irreversible, es decir, pierden su función para el organismo y dejan de realizar su cometido. Esto supone un grave problema, puesto que son los encargados de regular la presión arterial, el control de los líquidos en el organismo o el metabolismo de los huesos. Te explicamos qué funciones tienen los riñones y cuáles son las consecuencias de un mal funcionamiento.
Las funciones del riñón
Además de las funciones enumeradas anteriormente, el riñón también es el encargado de producir la eritropoyetina (hormona encargada de la producción de la sangre), regular el nivel de calcio en el organismo, y producir la vitamina D. Por todo ello, un incorrecto funcionamiento de los riñones produce trastornos como anemia o problemas en el aparato óseo-muscular.Sin embargo, los principales cometidos del riñón, y por los que es más conocido, son:
Limpiar y filtrar la sangre. Este órgano limpia el organismo de los productos de catabolismo procedentes de la dieta y la alimentación. Se estima que al día, filtra alrededor de 200 litros de sangre, cantidad que se reabsorbe excepto uno o dos litros eliminados en forma de orina.
Formar la orina para expulsar las sustancias de deshecho y los líquidos excedentes.
Mantener el equilibrio corporal a través de la regulación de los minerales y el agua del organismo.
El riñón no funciona adecuadamente
Cuando por diversas razones el riñón deja de funcionar, el organismo es incapaz de eliminar las sustancias del catabolismo. Estas impurezas se comienzan a acumular en la sangre y son muy perjudiciales para la salud. La función de excretar que desarrollan estos órganos deja de producirse y se pierde el equilibrio del organismo.El mayor problema de la ERC es que apenas se notan los síntomas. Cuando se manifiestan, ya es demasiado tarde para frenar el avance de la enfermedad. Las primeras evidencias del fallo de los riñones son mareos, dolor de cabeza, inapetencia, vómito o sabor metálico en la boca. Este cuadro clínico es conocido por los especialistas como "síndrome urémico".
El diagnóstico precoz, la clave
Así pues, y teniendo en cuenta la aparición tardía de los síntomas, es importante tener presente aspectos como la tensión arterial, los análisis de glucosa en la sangre o el nivel de colesterol.Para satisfacer las necesidades de los pacientes renales, se ha creado la Unidad de Detección y Tratamiento de las Enfermedades Aterotrombóticas (UDETMA), un centro que integra todas las especialidades médicas implicadas en la nefrología: cardiología, endocrinología, medicina interna, neurología, cirugía vascular, atención primaria y enfermería. Esta unidad, situada en el Servicio de Nefrología del Hospital Universitari Arnau de Vilanova en Lleida, pretende ser un centro en donde se ofrezca una visión integral de todas las especialidades médicas a los pacientes con riesgo cardiovascular y, en concreto, a aquellos que sufren enfermedad renal crónica.
Para la Dra. Elvira Fernández, responsable del Servicio de Nefrología del Hospital Universitari Arnau de Vilanova, “las enfermedades cardiovasculares son una de las principales causas de muerte entre los pacientes con enfermedad renal crónica”. Los estudios confirman que las personas con enfermedad renal tienen tres veces más depósitos de grasa en sus arterias, por lo que “los nefrólogos llevamos tiempo insistiendo en que la ecografía de las arterias carótidas debería ser una prueba que se haga de forma rutinaria en Atención Primaria” señala la nefróloga.
Hábitos saludables contra la ERC
El sedentarismo, el tabaco, el colesterol y la obesidad son factores que intervienen directamente en la aparición de la enfermedad renal. En concreto, las personas que deben estar más atentas a la salud de sus riñones son los diabéticos y los hipertensos.La alimentación es otro aspecto a tener muy presente. Un exceso de proteínas en la dieta, provoca un mayor esfuerzo en la labor excretora del riñón. Para ayudar a la labor de limpieza de la sangre, es recomendable beber, al menos, un litro y medio de agua al día.