La equinococosis (enfermedad hidatídica o hidatidosis) es la infección humana por cestodos más grave y extendida en el mundo. Es una zoonosis transmitida desde diversos miembros de la familia canina, tanto domésticos como salvajes, a otros animales domesticos y salvajes a través de los huevos del parásito.
Dos especies principales de Echinococcus son las responsables de las diferentes presentaciones clínicas: E. granulosus (hidatidosis o quiste hidatídico) y E. multilocularis (enfermedad hidatídica alveolar), una variante mas maligna. El parasito adulto es un pequeño cestodo (entre 2 y 7 mm) con solo 2- 6 segmentos que habita el intestino de perros, lobos, dingos, chacales, coyotes, y zorros. Estos animales eliminan los huevos del parasito con las heces y contaminan la tierra, el pasto, y el agua, así como sus propias pieles.
Los animales domésticos como las ovejas, las cabras, el ganado y los camellos ingieren huevos de E. granulosus al pastar. Los humanos se infectan con el estadio intermedio del parasito al ingerir comida o agua contaminada con los huevos o mediante contacto directo con los perros infectados. Las formas intermedias eclosionan, penetran el intestino y los sistemas vascular o linfático las transportan hasta el hígado, los pulmones y con menos frecuencia hasta otros tejidos.
En América del Norte y en Siberia hay también un ciclo salvaje menos prevalente de E. granulosus entre lobos y alces. El ciclo de transmisión de E. multilocularis es similar al de E. granulosus, pero esta especie es sobre todo salvaje y emplea pequeños roedores como huésped intermediario natural. Los roedores son ingeridos por los zorros, sus predadores naturales, y a veces por perros y gatos.
Como se trasmite la enfermedad hidatídica
Granulosus se desarrolla en ambientes tan diversos como la tundra ártica y los desiertos del norte de África. Existe transmisión potencial de este parásito donde quiera que haya rebaños de animales pastoreados con ayuda de perros.
En las áreas urbanas, los perros pueden infectarse al comer vísceras tras la matanza casera de animales domésticos. Se han detectado quistes hasta en el 10% de la población humana del norte de Kenia y de China Oriental. En América del Sur, la enfermedad es prevalente en las zonas ovejeras de los Andes, en las zonas de ganado vacuno de la pampa brasileña/argentina y en Uruguay.
Entre los países desarrollados, la enfermedad se registra en Italia, Grecia, Portugal, España y Australia, y esta volviendo a surgir en perros del Reino Unido. En cuanto a América del Norte, existe el ciclo salvaje de transmisión en Alaska, Canadá y la Isla Real en el Lago Superior, y focos del ciclo domestico en las zonas de ganadería ovina del oeste de Estados Unidos.
La transmisión de E. multilocularis se produce sobre todo en climas templados del norte de Europa, Siberia, Turquía y China. La transmisión esta disminuyendo en nativos de Alaska y Canadá, ya que los perros están siendo sustituidos por formas mecánicas de transporte. Una especie distinta, Echinococcus vogeli, causa una enfermedad poli quística similar a la hidatidosis alveolar en América del Sur
Síntomas
En el hígado, muchos quistes nunca llegan a ser sintomáticos e involucionan de manera espontanea o producen síntomas relativamente inespecíficos. Cuando algunos quistes empiezan a manifestarse, se produce un aumento del perímetro abdominal, hepatomegalia, una masa palpable, vómitos o dolor abdominal.
Sin embargo, las complicaciones mas graves resultan de la compresión de estructuras adyacentes, el escape de líquido quístico y la localización de los quistes en áreas sensibles como el aparato reproductor, el cerebro y el hueso. La rotura del quiste o el escape de líquido quístico de forma espontanean, por un traumatismo o durante la intervención quirúrgica puede causar anafilaxia
En particular este escape también puede ser desastroso a largo plazo, ya que cada protoescolex es capaz de formar un nuevo quiste. La ictericia debida a la enfermedad por quiste hidatídico es rara. En el pulmón, los quistes provocan dolor torácico, tos o hemoptisis. Es posible que los quistes óseos causen fracturas patológicas y los localizados en el aparato genitourinario, hematuria e infertilidad.
En la enfermedad hidatídica alveolar, el tejido quístico continua proliferando y puede separarse y metastatizar a distancia. La masa proliferante compromete el tejido hepático o el sistema biliar y provoca ictericia obstructiva progresiva e insuficiencia hepática. También se producen otros síntomas por la expansión de los focos extrahepaticos.
Como se que tengo
Los quistes hepáticos benignos son relativamente frecuentes pero pueden distinguirse por la ausencia de membranas internas o de arena hidatídica.
La densidad de los abscesos bacterianos hepáticos es distinta a la del liquido quístico acuoso que es característico de la infección por E. granulosus, pero los quistes hidatídicos pueden complicarse por una infección bacteriana secundaria. Muchas veces la equinococosis alveolar se confunde con un hepatoma y con cirrosis, o presenta caracteristicas sugestivas de carcinoma pancreatico, enfermedad metastasica hepatica y colangitis.
Tratamiento
Para los quistes simples y accesibles, el tratamiento de elección es la aspiración percutánea guiada por ecografía o por TC, con instilación de salino hipertónico o de otra sustancia escolicida seguido por reaspiracion (APIR).
En comparación con el tratamiento quirúrgico solo, la técnica APIR mas albendazol produce una eliminación similar del quiste con menor numero de acontecimientos adversos y menos días de ingreso hospitalario. En comparación con el albendazol solo, APIR con o sin albendazol proporciona una reducción del quiste significativamente mejor y un mayor alivio de los síntomas.
Un posible escape con la técnica APIR es muy infrecuente, pero se administra tratamiento profiláctico con albendazol de forma rutinaria 4 horas o incluso hasta 1 semana antes de la APIR o de la cirugía, y se continua después durante 1 mes. APIR esta contraindicada durante el embarazo y para la resolución de quistes con tinte bilioso, en los que no debe inyectarse una sustancia escolicida porque aumenta el riesgo de complicaciones biliares.
La enfermedad hidatídica alveolar suele ser incurable con cualquier modalidad terapéutica, pero una cirugía radical, como la hepatectomia parcial o la lobectomia, puede curar la enfermedad precoz limitada. El trasplante hepático es también una opción en caso de enfermedad confinada al hígado.
El tratamiento medico con albendazol puede hacer mas lenta la progresión de la hidatidosis alveolar pero, siempre que sea posible, la resección del tejido infectado proporciona los mejores resultados. Algunos enfermos han sido mantenidos a largo plazo con tratamiento supresor, pero por lo general la infección recidiva cuando se suspende el albendazol
Pronostico
Los factores que predicen el éxito del tratamiento farmacológico son la edad del quiste (<2 anos), su escasa complejidad interna y el pequeño tamaño. La localización no es importante, aunque los quistes en el hueso no responden bien. En el caso de la hidatidosis alveolar, si la resección quirúrgica no tiene éxito, la mortalidad media es del 92% en 10 anos después del diagnostico.
Prevención
Las medidas importantes para interrumpir la transmisión son sobre todo el lavado de manos adecuado, evitar el contacto con perros en áreas endémicas, hervir o filtrar el agua en las acampadas, la eliminación apropiada de los cadáveres de animales y una adecuada inspección de la carne.
Deben instituirse y seguirse normas estrictas para deshacerse de los animales rechazados en los mataderos de forma que los perros o carnívoros salvajes no accedan a las vísceras. Otras medidas útiles son el control o el tratamiento de la población de perros sin dueño y el tratamiento regular con prazicuantel de las mascotas y perros de trabajo en las áreas endémicas por la enfermedad hidatídica.
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