El casco de ciclismo tiene una carcasa protectora de la cabeza con una capa de poliestireno, que la protege de la humedad y las altas temperaturas, y absorbe el impacto. Pueden estar fabricados con tecnología in-mold, de modo que el poliestireno se coloca directamente sobre la carcasa que hace de molde, lo que asegura el ajuste perfecto, o bien se puede fabricar cada componente por separado, uniéndose después, lo que resulta menos seguro.
Los cascos de ciclismo de carcasa dura son adecuados para el ciclismo de montaña y para descenso. Protegen mucho más, aunque transpiran menos. Los de carcasa blanda son adecuados para practicar bici de ruta y de paseo.
Los cascos de ciclismo más económicos no tienen porqué ser peores, se trata de elegir un modelo homologado de una gama media y que se ajuste bien a la cabeza. Del mismo modo, los cascos de ciclismo de más coste no siempre son los más seguros, ya que es básico el ajuste.
Si elegimos diseño o especificaciones adicionales, subirá el precio del casco de ciclismo: peso, ventilación, visera, sistema de ajuste, etc. Para ciclismo de turismo los cascos con visera son ideales, porque protegen del sol y de la lluvia, aunque conviene que la visera pueda ser retirada con facilidad. Respecto a los colores, los colores llamativos aumentan la visibilidad.
El tipo de cierre más práctico en los cascos de ciclismo es el cierre mediante click. En cuanto a los orificios, mejor que vayan ubicados en las zonas de más sudor y que integren un malla para los insectos. El tamaño del casco se elige por la circunferencia de la cabeza, dependiendo los tallajes de las marcas. Lo mejor es probárselo: debe quedar bien ajustado y sin apretar.