Existen numerosísimos productos destinados a acabar con las manchas en la piel, sin embargo ¿cualquier mancha se puede tratar con cualquier despigmentante?.
En un post anterior ya hablamos del melasma, uno de los tipos de mancha más habituales en los rostros de embarazadas o que están tomando anticonceptivos orales.
La elección del despigmentante adecuado se debe basar en 3 pasos:
1. Tener en cuenta los signos de alerta
El primer paso debe ser nuestra propia seguridad, y es que algunos tipos de manchas pueden evolucionar a los temidos melanomas. Por ello, en primera instancia debemos evaluar que nuestra mancha no tenga signos que alerten de un problema mayor que el meramente estético.
Para ello se ha elaborado una regla, conocida como ABCDE que se encarga de esta cuestión:
A de Asimetría. Cuando una mitad de la mancha es diferente de la otra mitad, puede ser indicativo de algún problema importante en la piel.
B de Borde. Bordes irregulares, que no siguen un patrón lineal. Es uno de los primeros signos en la mayoría de melanomas.
C de color. Presencia de más de un tono en una misma mancha.
D de diámetro. Diámetros de la mancha mayores a 6 mm. Este es un factor menor, ya que existen numerosísimas problemas de pigmentación con mayores diámetros y totalmente benignas y viceversa, melanomas con diámetros menores.
E de evolución. Quizá sea el punto más importante. Cambios en las características anteriores, de forma rápida podrían ser un claro signo de que algo no anda bien.
2. Conocer el tipo de mancha que tenemos
Las manchas las podemos diferenciar en dos tipos diferenciados, las manchas melánicas y las melanocíticas.
Las manchas melánicas consisten en un aumento de la producción del pigmento melanina en áreas concretas de nuestra piel. Ya que la mayoría de ingredientes se encargan de detener la formación de melanina, éstos serán realmente útiles en este tipo de manchas. Entre estas manchas podemos encontrar las manchas postinflamatorias a cualquier irritación en la piel, el melasma o las pecas.
Las manchas melanocíticas no se deben al aumento de producción de melanina, sino que son consecuencia de una agregación de melanocitos en la piel. En este tipo de manchas, el despigmentante clásico tendrá una menor capacidad de actuación y por tanto los resultados no serán los deseados. En este caso nuestra acción debe ir más encaminada a renovar la capa epidérmica de la piel, con activos con propiedades pseudoexfoliantes. Las manchas más típicas de este grupo son los clásicos lunares o los léntigos solares, que aparecen generalmente por sobreexposiciones al sol.
3. Leer la etiqueta de los productos despigmentantes
Existen ingredientes realmente efectivos inhibiendo la formación de melanina, como pueden ser la hidroquinona, el ácido kójico, el ácido azelaico o resorcinol. Sin embargo, muchos otros productos basan su actividad en la presencia únicamente de activos antioxidantes, algunos de los cuales sí que han demostrado efectos antimanchas como por ejemplo el ácido elágico, pero muchos otros no.
Una vez seleccionado nuestro despigmentante, sólo faltarán dos cosas para que el tratamiento tenga resultado:
Utilizar un protector solar de forma diaria: la fotoprotección supone la mejor herramienta en la prevención de manchas asociadas al sol y la aparición de melanomas.
Tener paciencia: los tratamientos despigmentantes actúan de forma lenta. Como mínimo se requieren dos meses de tratamiento para descubrir sus efectos.