¿Por qué es importante dedicar atención a la dieta en la tercera edad?
En la dieta en la tercera edad hay que tener en cuenta que el envejecimiento implica cambios moleculares, fisiológicos y psicológicos que desencadenan, una serie de problemas de salud, derivados, principalmente, de una vida con hábitos poco saludables.
La pérdida de movilidad, el deterioro cognitivo, y una disminución de la función sensorial que altera los sentidos, hace que debamos prestar una atención especial a las personas de edad avanzada. En la vejez se pierdan un poco la percepción de la realidad, ya que los sentidos como el tacto, la vista o el oído, se deterioran, pero quizás son la pérdida del olfato y el gusto lo que hace que estas personas prescindan con facilidad de nutrientes esenciales tales como frutas y verduras que son los únicos alimentos que proporcionan oligoelementos (calcio, hierro, fósforo, etc.) y vitaminas, tan importantes para la realización de las funciones metabólicas
El agua es otro ausente en la tercera edad, ya que al no encontrarle sabor, la rechazan con insistencia, uniendo a la desnutrición cuadros de deshidratación, una de las más importantes causas de requerimiento de atención médica de las personas mayores de setenta años.
De todo esto concluimos la importancia de llegar a la tercera edad con unos buenos hábitos alimenticios y una actividad física diaria regular, por supuesto, acorde con su edad, para que estos cambios supongan el mínimo impacto posible.
¿Cuáles son los problemas más comunes a resolver en una dieta en la tercera edad?
• Desnutrición: La desnutrición puede derivar tanto de causas psicológicas como fisiológicas, la mayoría de las veces es un poco de las dos, desencadenando un deterioro del sistema inmunológico y agravando el problema, ya que al presentar mayor número de infecciones, se altera la ingesta, que a su vez facilita otras posibles infecciones, creando así un cirulo vicioso de enfermedad y malnutrición.Los especialistas, hacen mención, también, a la anorexia generada por la ya mencionada pérdida del sentido del gusto y del olfato, los problemas dentales, desordenes digestivos, demencia e incapacidad física para la adquisición y preparación de alimentos e incluso al consumo excesivo de medicamentos que puede generar pérdida del apetito por sequedad bucal o malestares gastrointestinales
• Obesidad: A medida que pasan los años, baja la necesidad de ingesta calórica, se acepta un 10% más o menos, por década; esto unido a una disminución de la actividad física y a una alta ingesta de alimentos, no siempre saludables, hace que gran parte de las personas de este grupo presenten un exceso de peso que limitan mucho más sus capacidades y provoque un aumento de riesgo de enfermedades cardiovasculares, debido al acumulo de grasa en la zona abdominal. Sin mencionar el problema para su cuidado, si no son dependientes, requiriendo en ocasiones más de una persona para su cuidado diario.
• Deshidratación: Otro de los problemas comunes en la tercera edad es la deshidratación causada por la pérdida de masa muscular, ya que esta funciona como reserva de agua, y una disminución de la sensación de sed. Esto explicaría que la ingesta de agua y líquidos es menor en esta época de la vida.
Todos estos factores hacen imprescindible prestar una atención especial a la dieta en la tercera edad.
¿Que no debe faltar en una dieta para la tercera edad?
En la dieta de la tercera edad es necesario tener en cuenta los siguientes parámetros:
1. Realizar una correcta elección de los alimentos en el mercado. Es importante, también, cuidar su manipulación y conservación en el hogar.
3. Si no hay complicaciones gastrointestinales seguir una dieta normal y equilibrada, que incluya frutas y verduras cocidas y crudas. Es importante incluir el agua de cocción para no perder las vitaminas hidrosolubles que en ellas se encuentran.
4. Uno de los principales problemas en la tercera edad es el déficit de vitamina D y calcio, por lo que la dieta en la tercera edad debe mantener una alta ingesta de lácteos. Si no se toleran muy bien se recomienda el consumo de productos sin lactosa. La vitamina D, además se adquiere por la exposición al sol. Muchos adultos mayores permanecen encerrados o aislados sin ser expuestos al exterior, este fenómeno también afectaría la producción de vitamina D.
5. Aumentar el consumo de vitaminas del complejo B, especialmente la vitamina B6, que se encuentra en alimentos como huevo carnes y granos entero
6. Es muy importante la ingesta de proteínas ya que con la edad se produce una pérdida de masa muscular. Las carnes magras son las ideales. Se pueden consumir carnes molidas en el caso de tener problemas dentales.
7. Cuidar la alimentación si se está con sobrepeso, pero sin recurrir a dietas extremas, o muy bajas en calorías, ya que podrían presentar un déficit en micronutrientes.
8. El exceso de fibra puede acarrear molestias intestinales, por lo que se debe consumir con precaución. La avena es una buena alternativa ya que proporciona energía y nutrientes.
9. Aumentar el consumo de líquidos, aunque no se tenga sed. Esto se puede hacer mediante agua, aguas de hierbas, sopas, etc.
10. Las comidas deben ser sabrosas. Esto es muy importante ya que el sentido del gusto está disminuido en los adultos mayores. Se pueden adicionar especies y aliños que no sean irritantes para la mucosa gástrica, evitar adicionar exceso de sal a las comidas.
11. Evitar comidas muy secas. La secreción de saliva en la tercera edad se encuentra disminuida y dificulta la ingesta de los alimentos.
12. Evitar las frituras. Los adultos mayores suelen tener un colesterol alto, es preferible, hornear, hervir o cocinar al vapor o plancha los alimentos.
Factores de riesgo
Finalmente los especialistas señalan que el estado de ánimo influye directamente en la alimentación. “En esta etapa de la vida la depresión, la soledad y el aislamiento social pueden llevar a los adultos mayores a no comer y a desnutrirse”.
Por otro lado, enfermedades como el Alzehimer, Parkinson y demencia Senil influirían en la nutrición, ya que muchas veces no se acuerdan que ya comieron y lo hacen dos veces, o simplemente no son capaces de alimentarse por sí solos. En estos casos es fundamental el apoyo de la familia o especialistas que los acompañen en este camino.