Es bastante difícil, no haber sufrido alguna vez de amigdalitis. La gran mayoría de las personas, la padeció por primera vez, en su edad infantil. Posiblemente, muchos recordemos esos dolores a nivel de la garganta, sumamente incómodos y en ocasiones muy reiterados.
Recuerdo que cuando era niña, se acostumbraba realizar con mucha frecuencia la operación de las amígdalas, posiblemente debido a que se pensaba que las mismas, no poseían utilidad alguna. Afortunadamente con el pasar de los años, la ciencia fue observando de forma más integral, cada uno de los órganos de nuestro cuerpo.
Así de esta forma, se llegó a visualizar con mayor precisión la importancia de ellas, en favor de nuestra integridad, sobre todo en cuanto a elementos externos, con potencialidad de causar enfermedades.
Pues bien, posiblemente muchos de mis seguidores ya estén familiarizados en cuanto a una máxima que utilizo con frecuencia. Y es esa, de que realmente las casualidades no existen. Esto lo digo, porque estando de compras con mi familia, observé como una señora acompañada de su esposo, llevaba su mano a la garganta. Esta pareja de adultos mayores, inicialmente mostraron algo de asombro, cuando me acerqué a ellos. Lo confieso, es un impulso que nace de dentro de mí y me lleva a buscar soluciones para las personas.
Nos encontrábamos en el área de las hortalizas y simplemente al preguntar, corroboré mis sospechas. La señora me informó que incluso, ya tenía tres días tomando medicamento sin observar mejoría alguna. Así que, asumiendo mi rol como profesional de la salud integral, comencé a intercambiar con ellos.
Durante este tiempo, les mostré ciertas generalidades acerca de la amigdalitis, sus causas, sintomatología y algunas formas de tratarla. Por supuesto, hice énfasis en alternativas sencillas y completamente naturales. Pensando en mis fieles lectores, lo comparto en mi blog.
¿Qué se entiende por amigdalitis?
Por lo general, al utilizar el término amigdalitis, se refiere a una inflamación que tiene lugar en las amígdalas. Ellas se ubican, en la parte posterior de la boca y en la región superior de la garganta. De acuerdo a las estadísticas, es una enfermedad común, la cual representa alrededor del 2% de las visitas ambulatorias de salud. De acuerdo a los estudios, se sabe que es originada, por un proceso infeccioso. El cual, en la mayoría de los casos, es el resultado de una infección bien de origen viral o bacteriano.
La amigdalitis, es producida más comúnmente por medio de los virus. Aquí se incluyen diversidad de ellos, incluyendo el del resfriado común y otros como el virus sincitial respiratorio, rinovirus, adenovirus y coronavirus; generalmente no conducen a complicaciones graves. Vale la pena destacar también, que pueden existir otros virus, que pueden dar orígen a la amigdalitis. Dentro de ellos destacan: el que causa la mononucleosis, el de la hepatitis A y el de la rubeola.
Por su parte, las infecciones bacterianas, son originadas comúnmente, por bacterias del género Streptococcus, dentro del que destaca el causante de la neumonía, además de otras bacterias como el Haemophilus influenza y Corynebacterium diphtheriae. Este último, agente causal de la difteria, puede generar amigdalitis, en pacientes no vacunados contra esta enfermedad.
Se sabe además, que pueden existir causas adicionales para contraer amigdalitis. Se han detectado enfermedades como clamidia, sífilis, gonorrea y VIH, en personas sexualmente activas. De hecho, se ha encontrado ocasionalmente que la tuberculosis, puede dar origen a episodios de amigdalitis recurrente.
¿Cuáles son los síntomas más frecuentes de la amigdalitis?
Dolor a nivel de la garganta
Amígdalas inflamadas y enrojecidas
Presencia de una película o capa de color blanca o amarilla sobre las amígdalas
Dificultad y dolor para deglutir (tragar) los alimentos
Ronquera
Dolor de cabeza
Rigidez a nivel de los músculos del cuello
Inflamación a nivel de los ganglios linfáticos presentes en el cuello (adenopatía)
Presencia de Fiebre
Halitosis (Mal aliento)
¿Cuáles son los tratamientos tradicionales y sus consecuencias?
Afortunadamente, para muchos pacientes, la amigdalitis, es una enfermedad autolimitada, es decir, se resuelve sin tratamiento. Por lo general, si se detecta que su origen ha sido viral, es decir padecimiento de amigdalitis aguda, por lo general se recomienda el uso de analgésicos e hidratación. Lo usual es, que quienes la padecen, no requieren ser hospitalizados.
Se ha observado que los AINE (medicamentos antiinflamatorios no esteroideos), permiten cierto alivio sintomático. Principalmente, se prescriben acetaminofén e ibuprofeno. Esto quiere decir, que ellos, pueden funcionar como una terapia complementaria, que funciona bien para minimizar o atenuar el dolor. Se ha observado, además, que pueden incluso acelerar el tiempo de recuperación.
Se ha generalizado, además, la utilización de dosis única de corticosteroides a dosis bajas (máximo 10 mg). De igual forma, puede ser una opción para el alivio del dolor de garganta, sin un incremento de los efectos adversos graves. Dentro de estos corticosteroides, uno de los más empleados, es la dexametasona. Cuando las pruebas clínicas, han arrojado que existen situaciones con alto riesgo de faringitis bacteriana, se prescribe el uso de antibióticos.
Se ha observado que la bacteria Streptococcus pyogenes, es la causa más común de amigdalitis bacteriana. En estos casos, se utiliza de preferencia la penicilina. Sin embargo, en el caso de personas alérgicas a la penicilina, funcionan bien, ciertos antibióticos como cefalosporinas o azitromicina.
Efectos secundarios de los tratamientos tradicionales
Muchos de los anestésicos empleados normalmente, pueden desarrollar efectos secundarios sistémicos, sobre todo, en tratamientos prolongados en niños menores a los dos años. Puede ocurrir incluso, una anomalía denominada metahemoglobinemiam, la cual consiste, en una disminución de la cantidad de oxígeno presente en la sangre. La persona puede presentar mareos, dificultades respiratorias, taquicardias y fatiga.
El tratamiento con antibióticos puede generar un incremento de la resistencia bacteriana. Además de ello, puede acarrear el padecimiento de diarreas y una serie de problemas gastrointestinales.
El uso de corticosteroides, puede acarrear: glaucoma, retención de líquidos, tensión arterial elevada,. De igual manera, problemas de cambio de humor, fallas de la memoria, aumento de peso y episodios de delirio se pueden presentar.
En el caso de los AINE, se ha calculado, que pueden afectar al 10% de los usuarios de estos medicamentos. Se ha observado que esta cifra asciende más en la población de adultos mayores. Su efecto directo, es sobre las prostaglandinas, un grupo de moléculas responsables de proteger la mucosa gástrica. Aparte de ello, pueden reducir el flujo sanguíneo, generar esofagitis, úlceras y gastroduodenitis.
Remedios naturales para el tratamiento de amigdalitis
1. Fenogreco
De esta planta, se ha hablado en muchas oportunidades. Es considerada una de las alternativas naturales más antiguas, siendo muy reconocida en la medicina Ayurvédica de la India y en la medicina tradicional China. Pertenece a la familia leguminosa, es decir comparte vínculos genéticos con las lentejas, frijoles y garbanzos.
Posee un amplio espectro de usos, dadas sus abundantes propiedades. Dentro de ellas destacan: antidiabético, antihiperlipidémico, antiobesidad, anticancerígeno, antiinflamatorio, antioxidante, antifúngico y antibacteriano. Pero, precisamente son sus propiedades antibacterianas y antiinflamatorias, las que hacen de esta planta, una opción para el alivio del dolor a nivel de la garganta, así como la desinflamación de los ganglios y las amígdalas. Muchas de estas propiedades, se asocian con una serie de fitoquímicos, que combaten efectivamente los microbios que ocasionan la afección de las amígdalas.
Ingredientes
Dos cucharadas de semilla de fenogreco
Tres tazas de agua
¿Cómo lo realizo?
Verter el agua en un recipiente mediano
Llevarlo al fuego y añadir las semillas de fenogreco
Dejar hervir a fuego lento unos treinta minutos
Separar del fuego, dejar enfriar y colar
Guardar la decocción obtenida en un recipiente con tapa para emplearla a lo largo del día
Realizar gargarismos tres veces al día utilizando el contenido total de la decocción
Tomar pequeños sorbos y procurar mantenerlo en la garganta unos treinta segundos sin tragar y escupiendo por completo
Repetir el procedimiento hasta observar mejoría
2. Vinagre de sidra de manzana
Por muchos años, esta alternativa natural ha sido empleada con mucho éxito en diversas afecciones. En un estudio realizado recientemente, se encontró que el vinagre de sidra de manzana, es muy efectivo en la eliminación de las biopelículas bacterianas. Ellas son comunidades de bacterias, adheridas a las superficies epiteliales y es la forma en que se protegen para crear resistencia.
Por lo general, estas biopelículas, permiten que las bacterias, puedan reincidir en una nueva infección, durante varios ciclos. Lo importante del hallazgo, es que a diferencia de muchos antibióticos, el vinagre de sidra de manzana es eficaz. Sobre todo, en la destrucción de la biopelícula de Streptococcus pyogenes, principal bacteria causante de amigdalitis bacteriana.
¿Cómo lo realizo?
En una taza de agua filtrada tibia agregar una cucharadita de vinagre de sidra de manzana
Mezclar muy bien
Realizar gárgaras prolongadas a partir de pequeños sorbos
No se debe ingerir el gargarismo, expulsarlo por completo
Realizar este procedimiento tres veces al día para obtener resultados favorables en el dolor y la inflamación
3. Harina de mostaza, limón y miel de manuka
La semilla de mostaza, ha sido bien estudiada y se ha determinado que posee una serie de propiedades. Dentro de ellas destacan: antibacteriana, antifúngica, aperitiva, carminativa, diaforética, digestiva, diurética, emética, expectorante, rubefaciente y estimulante. Gran parte de esta importante actividad, se debe a un compuesto sulfurado bioactivo denominado alil isotiocianato.
Este compuesto posee una fuerte actividad microbicida y es el responsable del sabor picante característico de la mostaza. El limón, es ya muy conocido por todos. Sus altos niveles de vitamina C, crean un efecto astringente. Estas condiciones de acidez, logran combatir los microbios de forma muy efectiva.
En cuanto a la miel de manuka, se ha establecido que posee propiedades antimicrobianas, inmunomoduladoras y antiinflamatorias. Todas ellas, pueden beneficiar en la amigdalitis. Incluso, debido a su propiedad antimicrobiana, puede ser un excelente sustituto de los antibióticos, eliminando la infección que causa la amigdalitis. De hecho, esta miel, ha sido utilizada de forma muy acertada como terapia complementaria para la cicatrización de los tejidos, posterior a la extracción de las amígdalas.
Ingredientes
Una cucharadita de harina de mostaza
Una cucharadita de miel de manuka orgánica
El zumo de medio limón orgánico
Una taza de agua filtrada caliente
¿Cómo lo realizo?
Agregar la harina de mostaza en el agua caliente y disolver bien
Añadir la miel de manuka y disolver bien
Cuando el agua se encuentre a una temperatura aceptable para los gargarismos,r añadir el zumo de limón
Realizar los gargarismos, manteniendo la mezcla en la boca por la mayor cantidad de tiempo posible
Escupir sin tragar
Utilizar pequeños sorbos en cada ocasión que se inicie el proceso
Para obtener resultados positivos es importante realizar este procedimiento al menos tres veces al día
4. Cúrcuma
La cúrcuma se ha utilizado en la medicina desde tiempos ancestrales. No solo aparece en los tratados de medicina natural de Asiria. También figura en los sistemas de medicina de la India y China. Posee un 5,8% de curcumina, su principal ingrediente activo, además de vitamina A, proteínas, ácidos grasos y minerales.
Cuenta con propiedades capaces de calmar la infección local, el dolor, además de combatir la infección. De acuerdo a estudios realizados en instituciones de salud Ayurvedica de la India, se obtuvieron buenos resultados al utilizar los gargarismos de Curcuma con agua caliente.
¿Cómo lo realizo?
En un vaso de agua filtrada caliente añadir una cucharadita de Curcuma en polvo
Mezclar muy bien y realizar gargarismos tomando pequeños sorbos de la solución
Mantener el gargarismo la mayor cantidad de tiempo que se pueda dentro de tu boca
Expulsarlo por completo y no tragarlo.
Realizar este procedimiento unas tres veces al día, para sentir una mejoría adecuada
5. Bicarbonato de sodio y sal marina
El Instituto Nacional de Cáncer, recomienda ampliamente la utilización de gargarismos frecuentes de bicarbonato y sal. Se sabe que la sal marina, provee un ambiente que es inhóspito para los virus y bacterias. Además de ello, ayuda a aliviar el dolor y la inflamación. A su vez, el bicarbonato de sodio, funciona neutralizando la acidez. Esto, logra crear un ambiente en la garganta, que no es apto para las levaduras y hongos.
¿Cómo lo realizo?
Añadir 1/4 de cucharadita de bicarbonato de sodio y 1/8 cucharadita de sal marina en una taza de agua tibia filtrada
Mezclar y disolver muy bien
Se recomienda utilizar pequeños sorbos y mantener la solución unos treinta segundos antes de desecharla de la boca
Si realmente el dolor es muy fuerte, se debe realizar el gargarismo cada tres horas, en caso contrario, realizarlo tres veces al día proporcionara la mejoría necesaria.
Concluyendo
La amigdalitis se trata de una enfermedad que produce inflamación. Por lo general, se manifiesta cuando las amígdalas se infectan a causa de virus o bacterias. Las amígdalas, forman parte del sistema linfático, al igual que la glándula del timo, el bazo y los ganglios linfáticos. Ellas ayudan a combatir las infecciones al reaccionar ante los gérmenes que ingresan por la nariz y la boca. Es decir, es integrante del sistema inmunológico y básicamente se encarga de: defender al organismo de los patógenos, absorber la grasa, transportarla a la sangre y recuperar sustancias importantes del flujo capilar.
Si esto no era muy bien comprendido, hace unos treinta años, hoy en día existe mucha conciencia sobre ello. Un claro ejemplo, lo constituye, el descubrimiento y profundización del estudio de las placas bacterianas, vinculadas con la resistencia a los antibióticos. Afortunadamente, observando las prácticas tradicionales de la India y China, ha llevado a incorporar medicamentos naturales muy potentes.
Muchos de ellos, conteniendo compuestos muy interesantes como la curcumina y el alil isotiocianato. Ambos compuestos, poseen efectos letales sobre bacterias, que están “escondidas” dentro de la placa bacteriana dispuestas a infectarnos. Por otro lado, no dejan de ser eficaces compuestos como el bicarbonato de sodio y la sal marina. De amplia utilización en todo el mundo y por muchas culturas.
Todo esto que muestro en el post, surgió del intercambio que realicé con Virginia y su esposo. Ellos definitivamente ahora, tienen una concepción muy diferente de las terapias alternativas. Ya Virginia, dejó de utilizar aerosoles anestésicos, pues le estaban produciendo fatigas muy frecuentes, además de taquicardias. Me comenta que obtuvo excelentes resultados utilizando bicarbonato y sal marina, para luego lograr estabilizar empleando el vinagre de sidra de manzana. Siento que nuevamente cumplí una misión, no por casualidad.
“La sabiduría se encuentra en la naturaleza no en los laboratorios” Manuel Lezaeta
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Referencias:
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4106232/
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK544342/
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK401243/
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28266134
https://www.nhs.uk/conditions/tonsillitis/
https://www.jillcarnahan.com/2019/01/29/10-science-backed-benefits-apple-cider-vinegar