Cuida tu organismo con Ashwagandha

Ashwagandha es el nombre en sánscrito de la planta Withania somnífera o bufera, el término significa aroma de caballo, haciendo referencia al fuerte aroma que tiene la raíz de la planta. Asimismo, es muy popular en la India y en África, donde se ha usado desde la antigüedad con fines medicinales, incluso, se conoce como ginseng indio en la medicina ayurvédica.

Asimismo, la ashwagandha pertenece a la familia Solanácea y aunque muchos afirman que su origen se halla en Asia, es posible encontrar esta planta en casi la totalidad de climas templados, crece en solares abandonados y en los borde de caminos. En cuanto a cómo identificar esta planta, es preciso resaltar que se caracteriza por ser un arbusto erecto, el cual puede alcanzar los 1,5 metros de altura.

En suma, sus tallos son semileñosos y las hojas son grandes y tienen forma oblongo ovalada, las flores son acampanadas y de color amarillo verdoso, el fruto es una baya carnosa de color naranja o rojo, consiste en una esfera carnosa de 8 milímetro de diámetro. Cabe destacar, esta planta se propaga por medio de semillas y también por esquejes.

¿Cuáles son los usos de la Ashwagandha?

Los usos de esta planta son completamente medicinales, cuenta con grandiosos poderes para tratar y aliviar diferentes problemas de salud, entre sus beneficios se encuentran:

Funciona como un sedante, es un narcótico leve, relajante del sistema nervioso central y analgésico, así que se recomienda para los estados depresivos y ansiosos leves.

Es un gran adaptógeno para enfrentar el estrés.

Es un revitalizante de las personas de edad avanzada, pues combate la astenia, incluso se han determinado sus propiedades para tratar el Alzheimer.

Es un suplemento para enfermos con fatiga adrenal, restaura el correcto funcionamiento del organismo.

Mejora la capacidad cerebral, optimiza la salud cognitiva, previene la pérdida de memoria y la pérdida de cortisol.

También es un gran aliado para el trastorno bipolar, el déficit de atención y la hiperactividad.

Combate el insomnio y los problemas para dormir.

Estimula el sistema inmune.

Tiene propiedades antianémicas, reconstituyentes y antioxidantes, así que es ideal para quienes tienen carencia de hierro.

Es una ayuda para el asma y bronquitis.

Alivia el dolor de espalda.

Es una respuesta para la fibromialgia y los problemas menstruales, también para los problemas hepáticos crónicos.

Reduce los efectos secundarios de los medicamentos para el cáncer y la esquizofrenia.

Disminuye la inflamación de artritis reumatoides.

Reduce los niveles de azúcar en la sangre.

Previene los efectos del envejecimiento.

Es una opción para el tratamiento de las heridas en la piel.

Mejora el funcionamiento de la tiroides.

Estimula los folículos pilosos, así que combate la alopecia o caída del cabello.

Puede resolver los problemas de fertilidad en mujeres y hombres y también aumenta el deseo sexual.
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¿Cómo consumir la Ashwagandha?

Existen varias opciones para aprovechar los beneficios de esta planta, se puede utilizar la raíz seca en polvo en una decocción, las hojas secas o en polvo para preparar una infusión, igualmente las bayas secas sin semillas, su extracto líquido y el extracto seco de raíz. También es posible hallar la raíz molida de esta planta en forma de cápsulas en diversas tiendas naturistas, en este caso la dosis recomendada es de 300 miligramos 2 veces al día después de la comida y durante 60 días.

Cabe destacar, el consumo de la planta ashwagandha puede generar ciertos efectos secundarios, especialmente cuando se emplea en dosis elevadas y durante largos periodos de tiempo, entre estos efectos adversos se encuentran dolor de estómago, diarrea y vómito.

Asimismo, no se recomienda para niños menores de 12 años, durante el embarazo, ya que podría provocar el aborto, durante la lactancia y tampoco se aconseja para las personas con irritación del tracto gastrointestinal, con hipertiroidismo o quienes están bajo otros medicamentos, pues retarda el sistema nervioso central. Es importante resaltar, se deben evitar las semillas, ya que estas contienen alcaloides y resultan tóxicas.

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