Quédate con nosotros y descubre qué puedes hacer para tener una buena hidratación este verano:
No esperes a tener sed para ingerir líquidos, pues si bien es cierto que la sed es una señal de que necesitamos líquidos ya, no hace falta que esperes a ella: lo mejor es adelantarse.
Bebe entre dos y dos litros y medio de agua diarios. No es necesario que estos líquidos sean consumidos a través del agua específicamente, ya que esto se puede tornar aburrido. También puedes consumir alimentos con alto contenido de agua, como la lechuga en la ensalada, entre otras verduras, o las frutas como la sandía cuyo componente principal es, precisamente, el agua. Con este último alimento, además de beber agua, disfrutas de su refrescante sabor dulce. Otros alimentos cargados de agua que además están buenísimos son el gazpacho, sopas (frías) o las infusiones (también frías).
La deshidratación puede verse favorecida por la sequedad ambiental y por el calor. Si comienzas a tener síntomas como sed, disminución de la cantidad de orina o sequedad de las mucosas y de la piel, debes consumir rápidamente bebidas que reestablezcan el equilibrio hídrico del organismo.
Si eres de los que practica alguna actividad deportiva, aunque sea de manera muy moderada, además de que debes tener muy presente realizarla a horas correctas del día, como temprano en la mañana o al atardecer, evitando las horas centrales del día, debes tener especial cuidado con la hidratación, tanto antes como durante y después de la práctica del ejercicio. Esto es así porque, durante la actividad deportiva, la persona produce la eliminación de grandes dosis de sales minerales y agua.
Aunque es cierto que las dietas pueden requerir diferentes niveles de agua así como, por tanto, la hidratación, es muy importante mantener un modelo rutinario de ingesta de líquidos a lo largo de todo el día, atendiendo con especial cuidado a los momentos de mayor calor y actividad física.