No contaré nada que no sepamos acerca del momento actual y planetario por el que estamos atravesando, no insistiré en insidiosas proclamas que encubren quejas, críticas o juicios.No, prefiero, una y mil veces, compartir esperanza, trabajo, luz, logros, retos, objetivos cumplidos y declarar avance a pesar de todo eso que nos pasa y persiste.
Prefiero elevar todo lo bueno, digno, recorrido compartido, proyectos, colaboraciones, desafíos, incluso, aquello no conseguido pero que vino a convertirse en aprendizajes sublimes y fascinantes, aun con disgusto, decepción o llanto.
Prefiero mirar al horizonte sabiendo que queda lejos el puerto y que la travesía será larga, pero menos que ayer.
Prefiero que el ánimo se me antoje alegre, inluso, con el corazón encogido y el paso corto.
Prefiero sonrisas solitarias, de esas que saben a triunfo, cuando reconoces el fallo y comprendes que ahora, una vez detectado el error, te resultará más fácil corregirlo, aunque vuelvas a cometerlo (ojalá con una vez nos sirviera, pero casi seguro que volveremos a fallar y el éxito radicará en fallar "mejor").
Ojalá que cada año, al inicio, seamos generosos con nosotros mismos y nos apoyemos incondicionalmente para que en este fascinante camino que llamamos vida, sigamos andando entre flores y piedras y nada nos detenga.