El protagonista se encuentra con su propio “ángel de la guarda”, un ángel muy especial. Muestra la importancia de una mirada al espejo, enfrentándonos con nosotros mismos. Ver con los ojos del alma ese reflejo que mostramos a los demás pero que nunca nos atrevemos a mirar fijamente para aceptarnos tal como somos. Crear, soñar, luchar, y sobrevivir a cada crisis es producto de amarnos a nosotros mismos.
Disfrutemos de quienes somos desde adentro hacia afuera, valorando todas las cualidades, virtudes y dones que poseemos para alcanzar la felicidad viviendo en paz, plenitud, armonía y alegría.