Para verificar ese sentimiento, a menudo empezamos a contar con los dedos de las manos el repertorio de personas con las que nos relacionamos. Pero sea cual sea el número resultante, la sensación de soledad no desaparece y es que la ausencia de soledad es mucho más que gozar de compañía.
¿Qué está ocurriendo?
¿Te falta intimidad?
En numerosas entrevistas a artistas de éxito, estos explican que se han sentido o se sienten solos a menudo. ¿Cómo se explica? Seguro que amistades y eventos no les faltan. Puede, pero estar acompañado no implica sentirse arropado.
La soledad implica falta de intimidad y la intimidad implica apertura, incondicionalidad y autenticidad. Si no te sientes en sintonía de revelar cómo te sientes, qué necesitas y a qué temes y vuestras conversaciones se enfocan más a las anécdotas de vuestro pasado compartido o a aspectos superficiales que únicamente invitan a las risas y al humor, puede que te sientas vacío.
Si rodeado de gente no estás siendo tú o estás siendo el “tú” que todos conocen y esperan, ahí lo tienes. Ahora tienes dos problemas, sentirte solo y además, tener que hacer el papelón.
¿Llenas tu tiempo a toda costa?
Para ejemplificarlo, os explicaré el caso de Teresa, una chica con fuertes sentimientos de soledad que teme que llegue el fin de semana ya que, sin el trabajo y las obligaciones, se deja entrever con mayor claridad esa odiosa sensación. Echa mano al móvil y manda un mensaje simultaneo a un gran número de contactos de forma indiscriminada.
Teresa a Ana: “¿Qué haces este fin de semana?”
Teresa a Marta: “¿Qué haces este fin de semana?”
Teresa a Marcos: “¿Qué haces este fin de semana?”
Teresa a su prima: “¿Qué haces este fin de semana?”
Teresa no elige qué hacer ese fin de semana, sino qué evitar: la soledad.
Adivina que es lo más probable que ocurra. Que fortuitamente todos sus contactos tengan planes o que, alguno de ellos la invite a una actividad que se aleje del interés de Teresa pero a la que ella accederá sin apenas cuestionárselo.
Pase lo que pase, Teresa estará intentando ocupar su tiempo a toda costa sin antes saber qué necesita bajo el lema: “Todo antes que sola”.
Resolver tu sentimiento de soledad implica un profundo ejercicio de autorespeto en el que, a través de una buena relación contigo mismo, puedas conocer qué necesitas en cada momento más allá de lo que la inercia te marque o lo que los demás te propongan.
¿Qué tal te llevas contigo?
De acuerdo, no es agradable, pero intentar huir de la soledad precisamente provoca que la tengamos más cerca. Las estratagemas más frecuentes para diluirla son:
Estar con cualquiera
Hacer lo que sea antes que nada
Pero casualmente, en mis sesiones, me relatan que es tras esos momentos cuando los sentimientos de soledad afloran con más fuerza . ¿El porqué? Nuestro sabio sistema emocional nos está indicando nuestra falta de cuidado personal. Esforzarte por no estar solo es como ponerte a correr en momentos en los que te sientes cansado, ¡Una tortura!
A menudo, nuestra necesidad de compañía es tan fuerte, que somos capaces de sacrificar por ello nuestros valores. “Detesto la superficialidad, pero no quiero quedarme en casa, así que saldré con esa gente”. Y es justo aquí dónde se acrecienta el conflicto: “¿Qué hago aquí?”.
Por paradójico que parezca, es probable que te sientas más solo estando al lado de gente que no te llena, con la que no sientes conexión, con la que entablas conversaciones triviales o con la que compartes planes que no van contigo que estando contigo mismo, ¡La compañía fundamental para poder gozar de otras!
Y sí, solo puedes pasear, ir a comprar, preparar una buena comida, ir al cine o hacer deporte. También está permitido.
Nadie dijo que ser libre fuera fácil. La libertad implica poder escoger, y escoger implica renunciar. ¿A qué? A tu zona de confort, a los planes que te son familiares, a tu gente… Revísalo, quizás haya cosas que se estén quedando caducas.
Fuente: este post proviene de Vínculos y Relaciones, donde puedes consultar el contenido original.
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