Todo lo que usted siempre quiso saber sobre sí mismo y nunca se atrevió a preguntar...



¿Qué lleva a consultar? ¿qué es lo que hace que ciertas preguntas puedan tener lugar?

Si, leyó bien, no escribimos Sexo, en ese lugar dice Sí Mismo y quizás alguna relación tengan. Con respecto a sí mismo hay muchas formas de relacionarse. No solo hay maneras de relacionarse con los demás sino también consigo mismo!. Hay quienes se aferran a una imagen de sí y no hay mucho lugar a preguntas. Otros que tienen que verificar todo el tiempo si eso que creen de sí mismo los otros lo ven de esa manera. También quienes no tienen mucha idea de sí y necesitan armar alguna idea con lo que les van diciendo los demás. Esta es una forma de generalizar posturas pero en realidad hay tantas formas como personas, ya que cada uno tiene su manera de relacionarse consigo mismo.

En otro texto ya abordamos también la cuestión sobre el lazo consigo mismo. Pero hoy nos convoca otra perspectiva, la de la pregunta, la pregunta que según la relación que se mantenga consigo mismo es más o menos soportable. Por ejemplo, es muy común escuchar: No quiere consultar con un psicólogo, no cree que le puedan decir nada que ya no sepa. O "que sentido tiene hablar con una psicóloga no me va a solucionar mis problemas" y ni que decir de los que directamente dicen: "no estoy loco". Qué relación mantienen consigo mismo? parecieran estar en un espacio cerrado y fijo. Fijeza que no les permite preguntarse, solo devienen mártires de su propio malestar, es lo que les toco y conservan una imagen fija de sí mismos que no pueden poner en cuestión. Se necesita alguna imagen más o menos amable con la cual poder afirmarse y poder salir al mundo. Esa imagen suele armarse con las palabras y miradas de los otros y de eso depende en gran parte cómo las personas se ven, se piensan y se sienten. El famoso tema de la auto estima se relaciona con este punto.

Como dijimos antes hay diferentes posturas y algunas un poquito más amables con sí mismos que se atreven a alguna pregunta. Y ahí ya nos metemos con el interesante tema de atreverse. Animarse a poner en cuestión esa imagen en la que se reflejan. Animarse a que esa imagen como en el juego del laberinto de espejos se deforme un poquito. Y por otro lado poder soportar no saber. Para preguntarse es necesario poder no saber. Si se sabe todo no hay lugar a preguntas.

Entonces animarse a preguntarse sobre sí implica poder poner en cuestión esa imagen. No es algo que resulte muy cómodo por lo general y tiene que presentarse alguna otra cuestión bastante más incómoda como para animarse... Y en este punto nos encontramos en la terapia online que llevamos adelante desde Buenos Aires que se consulta cuando algo perturba la relación a esa imagen con la que cada uno se reconoce. Se consulta cuando algo no marcha bien, no funciona según lo esperado y la estabilidad en la que se reconocía empieza a alterarse. Algo lleva a consultar cuando las formas con las que ese sujeto se las había arreglado hasta ese momento ya no funcionan y surge el malestar.

Muchas veces ese malestar es el que motoriza la necesidad de consultar y empuja a hablar más allá de esa imagen que determina y ponerla de a poco en cuestión. Imagen que venia acompañando al sujeto hasta ese momento. Imagen que como dijimos antes estaba armada desde la infancia con los dichos del otro sobre el sujeto. Este punto es importante porque dice del desconocimiento en el que deja esa imagen sobre sí mismo. Una imagen a la que el sujeto se aferra para reconocerse y hacerse reconocer pero que está armada por lo que el sujeto tomo y entendió de lo que el otro le dijo. Algo empieza a perturbar esa relación. Los síntomas por los que alguien puede consultar vienen de otra parte. Y vienen a molestar esa estabilidad. Y aquí aparece el ya famoso inconsciente, lo inconsciente produciendo síntomas. Eso que viene a molestar viene del inconsciente y no se trata de acallarlo para restablecer la estabilidad porque esa estabilidad estaba armada con elementos que tienen que ver más con el otro que con el propio sujeto. Se trata de poder escucharlo y este es otro punto muy importante donde la terapia psicoanalítica se diferencia de los libros de autoayuda.

La mayoría de ellos propone técnicas para poder restablecer esa imagen e incluso mejorarla para fortalecerla con nuevos dichos que ahora vienen del libro de determinado autor pero eso termina profundizando el desconocimiento y dejando al sujeto con las referencias de su infancia. Otra vía muy diferente es poder hacerle lugar a lo que viene de otra parte, de lo que se siente como extranjero, y poder hacerle un lugar a esos síntomas porque si aparecen es que algo no se estaba incluyendo. Algo que tiene que ver con lo propio, con lo que esa imagen no incluía de sí mismo. Y entonces esos síntomas que parecen malos y molestan si los escuchamos pueden tener algo para decir del deseo de ese sujeto. Lo que por cierto amor no se había podido incluir. Porque esa imagen al que el sujeto se aferra es la imagen con que intenta sostener el amor del otro.

Empezamos por una sustitución en el título del sexo por el Sí mismo. Y dijimos que alguna relación podría haber. Y en este punto nos encontramos con el deseo propio.

Con los elementos que fuimos desplegando podemos decir:

Todo lo que usted Nunca quiso saber sobre sí mismo y el inconsciente le hizo preguntarse...

Redactado por los profesionales de www.psicologosonlineargentina.com

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