A la hora de escoger sus alimentos, prefiera los productos naturales y poco refinados, o integrales que contengan fibra. Consuma gran cantidad y variedad de verdura y frutas.
El agua es fundamental. Hay que beber mucho, unos dos litros por día. El agua mantiene la linea porque no tiene calorías.
Evite el exceso de azúcar y el exceso de sal. En lo posible elimínelos totalmente, adicione especias para dar sabor a sus comidas y/o utilice la estevia como endulzante.
Mida las raciones. Cocine lo justo. Sirva en un plato medio y mastique los alimentos despacio para que el cerebro asimile que se esta alimentando.
Las grasas son el peor enemigo. Aportan demasiadas calorías. Las carnes y los pescados pueden cocinarse al horno, asados o a la plancha con aromas y poco aceite. Retira la piel del pollo y el blanco de la carne.
Levántese de la mesa cuando sienta que ya sació el apetito. El estomago también se educa y puede evitar convertirlo en un barril sin fondo. Distribuya su alimentación en tres comidas principales y 2 intermedias. Iniciando con su desayuno al menos media hora después de levantarse así ayudara activar su metabolismo después de una noche de ayuno prolongado.
No se deje tentar por los dulces. Cuando le apetezcan consuma una manzana o una fruta de su predilección. Tenga a mano nueces y frutos secos.
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