Lecciones de esquí

Por norma general, la primera semana del año en la que nos juntábamos los primos en casa de los abuelos se escuchaban miles de anécdotas de la semana blanca. Yo era muy pequeña y me costó tiempo el poder ponerme unos esquíes, así que sólo me dedicaba a escuchar con la boca abierta y muchas ganas de intentarlo.

Muchos años después, conseguí aprender y disfrutar de todo aquello que contaban mis primos y con el tiempo me he ido dando cuenta de que las maravillas que contaban no sólo era por el placer de hacer deporte, sino de la experiencia global que te da, son experiencias de vida que te llenan y completan.

Os comparto mi reflexión, espero que la disfrutéis

Lo que aprendí mientras esquiaba…

El miedo es siempre tu peor enemigo: Es distinto ser prudente a tener miedo. El miedo te paraliza y no te deja disfrutar de lo que eres capaz de ser. El punto aquí es confiar, confiar en lo que eres capaz, confiar en que siempre estás protegido y entregarte a disfrutar.

A caerte y aprender a levantarte: Es impresionante, pero es aquí donde me he dado cuenta que no me gusta caerme, es a lo único a lo que temo cada vez que voy a esquiar, pero qué se aprende? Que irremediablemente te caerás, a veces sólo un pequeño fallo y te levantas rápidamente o sabrás cómo evitarlo, otras caídas son más aparatosas, te levantas, vas en búsqueda de tus esquíes y lo intentas 10 veces hasta que consigues ponértelos y arrancar de nuevo. Hay caídas que por más que te empeñes en ponerte tus esquíes dónde estás, resulta que estás sobre hielo y no haces más que patinar, entonces coges tus cosas, caminas y más adelante encuentras tu sitio ideal donde podrás seguir; otras veces necesitarás ayuda, pero siempre consigues levantarte, reponerte, seguir y disfrutar de lo que estás haciendo…

Siempre hay opciones: no siempre las mismas pistas sirven para todos, te empeñas en seguir por las vías en las que van los demás o el mismo camino que seguiste la vez anterior, pero cada momento es distinto, tu también estás distinto por lo que sólo tienes que ver al rededor y elegir el camino q más se adapta a tus circunstancias

Cada persona tiene su ritmo: en una misma bajada te encuentras con debutantes, gente experta, personas que pasean, otros hacen snowboard, gente en el camino que necesitan ayuda y que pararás a ayudar, pero independientemente de a quien te encuentres y las paradas que hagas, te darás cuenta de que cada quien lleva su ritmo y lo mejor es respetarlo y seguir el tuyo para poder avanzar.

Es irremediable, pero somos humanos y nos cansamos: Y por más que nos empeñemos es así y hay momentos en los que es mejor parar, ¿por qué?, Porque las probabilidades de que falles y te caigas son mayores, porque ni tus piernas ni el cerebro te responden y si te caes te cuesta más levantarte; además que los de alrededor también se cansan y si ninguno para, los accidentes son más aparatosos. Así que por más que se crea, estoy cansado pero puedo, hay situaciones en las que parar es la mejor opción.
… Y todo esto no te ha pasado también así en la vida?

Fuente: este post proviene de Casa Abuelos , donde puedes consultar el contenido original.
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