El TDAH es un término que muchos han escuchado, pero pocos podrían definirlo, sin embargo, forma parte de nuestro día a día y no es raro el escuchar que un niño es “hiperactivo” pero ¿realmente sabemos de lo que estamos hablando? La falta de conocimiento de este trastorno lleva al estigma, a una valoración equivocada de sus capacidades cognitivas, a la infravaloración y la desesperanza de alumnos, profesores y padres. Así, se hace imprescindible conocer las claves para la detección del TDAH.
El TDAH es uno de los trastornos más sobrediagnosticados tanto con el dedo acusador de la calle como en algunos centros sanitarios. Si bien es un trastorno que tiene una comorbilidad de un 70%, es decir, aparece junto a otros trastornos (el trastorno negativista desafiante, dificultades del aprendizaje y otros problemas de conducta que dificultan su diagnóstico), lo primero es conocer qué es y qué implica el TDAH.
El Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDAH/TDA) se trata de un trastorno del neurodesarrollo que se encuentra dentro de las denominados Dificultades Específicas del Aprendizaje (DEA). Este trastorno afecta a la atención y muestran dificultad en el control de impulsos e inquietud motriz con una intensidad y duración por encima de lo que corresponde a su edad, que no atiende a una razón médica, psíquica o social. Su detección es anterior a los 12 años. Desde la escuela primaria comienzan a aparecer los primeros síntomas, una vez que las tareas requieren mayor implicación, atención y concentración por parte del alumno.
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Características
El trastorno por déficit de atención hiperactividad (TDAH)Alto nivel de actividad, estando en constante movimiento.
Alta impulsividad y escaso autocontrol
Presentan dificultades en sus habilidades sociales y una baja autoestima.
Dificultades para regular sus emociones
Les resulta difícil retardar satisfacciones inmediatas y no hacer aquello que se le ocurre en ese mismo momento.
Escasa tolerancia a la frustración al no conseguir lo que quieren aquí y ahora, pudiendo derivar en muchos casos en una actitud agresiva.
Además, no son conscientes de las consecuencias de lo que dicen o hacen. Al no pararse a pensar, a analizar, pueden tener comportamientos o comentarios inadecuados que afecten en la relación con sus iguales, docentes y familiares.
El trastorno por déficit de atención sin hiperactividad (TDA)
Presentan un bajo nivel de atención y concentración durante largos periodos de tiempo.
Son muy distraídos, lo que les impide retener buena parte de la información que reciben, mostrando así, dificultades en la memoria a corto plazo.
Les cuesta escuchar, seguir las instrucciones y son desorganizados.
Les resulta difícil realizar tareas de manera independiente y su rendimiento académico es inconsistente.
Tienen una capacidad de procesamiento más lenta que les impide seguir el ritmo de la clase, perdiendo información y quedándose atrás en los procesos de aprendizaje.
Estos niños no son especialmente ruidosos o inquietos, por lo que no muestran dificultades para relacionarse con sus iguales. Sin embargo, su comportamiento en clase puede confundirse con un perfil de niño vago e irresponsable.
Tratamiento Psicológico
El trastorno por déficit de atención e hiperactividad suele coexistir con otros trastornos psicológicos como ansiedad, baja autoestima, sintomatología depresiva y en los casos más complejos, con trastornos del comportamiento perturbador como el trastorno oposicionista desafiante, trastorno de conducta o el trastorno disocial.El tratamiento debe centrarse tanto en su contexto familiar y escolar, como en el trabajo individual con el paciente. En Psicólogos Málaga PsicoAbreu tras una evaluación adecuada para la detección y diágnostico del TDAH, comienza la fase de intervención a través de la terapia cognitivo-conductual, la cuál ha demostrado ser un tratamiento psicológico eficaz para el TDAH.
Esta terapia consta de tres partes:
La modificación de conducta, cuyo objetivo es modificar o eliminar las conductas problema
La intervención cognitiva, mediante el uso de autoinstrucciones, la inhibición de respuestas impulsivas y la resolución de problemas; y una tercera
La parte motriz, que busca reducir esa sobreactividad mediante técnicas de relajación y psicomotricidad.
¿Tiene TDAH o es inquieto?
Es posible que muchos de los síntomas que presenta el TDAH puedan confundirse con niños que se muestran nerviosos o inquietos, por lo que es habitual que a este tipo de niños se le etiquete como hiperactivos. Para ello, es importante diferenciar entre lo normal y lo patológico. Las capacidades de atención, autocontrol y de movimiento van evolucionando a lo largo del desarrollo, según vamos creciendo y madurando. Cuando los niños son pequeños estás capacidades aún no se han completado.Por ello, es normal y evolutivo que a un niño le cueste prestar atención, dispongan de mucha energía que les haga saltar, correr y hacer muchas actividades a lo largo del día, que sean impacientes y que tengan poca tolerancia a la frustración. Estas capacidades se van adquiriendo con el paso de los años junto con el aprendizaje de conductas positivas. Cuando un niño tiene TDAH, se produce un desajuste entre su desarrollo madurativo y su edad, por eso muestran comportamientos propios de niños más pequeños.
Por otro lado, un menor que presenta TDAH es incapaz de controlar sus impulsos, focalizar su atención y reducir su actividad motora, a pesar de intentarlo, independientemente de cuál sea la tarea. Sin embargo, un niño inquieto o nervioso que no presenta TDAH muestra actitudes de desgana, están distraídos y tienen conductas perturbadoras cuando están aburridos o no les interesa la temática. Cuando dejan de estarlo y se les presentan actividades o tareas que les gustan o les motivan, muestran un rendimiento y comportamientos adecuados.