Pero no tenemos porque saberlo, estamos inundados de escetisimo y miedo, nadie nos enseñó la verdad, aquella que da sentido, al amor y al odio, a la vida y la muerte y todo lo que cabe en el medio. Sólo conocemos lo que otros quisieron que supiéramos o lo que ellos sabían, y cuando estemos listos será nuestro turno de descubrir una verdad que esta disponible para todos y que es de todos.... la única manera de saber que es real es porque concuerda con nuestra propia sabiduría interna, ya la sabemos sólo lo olvidamos.
La muerte a nivel físico representa una perdida, pero a nivel espiritual es la continuación de la vida, sólo un paso más de la vida eterna.
Cuando vivimos la pérdida física, experimentamos una perdida del amor que soliamos tenerle a ese ser, una parte de nosotros cree que ya no se puede seguir amando a alguien que ya no existe porque infantilmente somos engañados por la ilusión de que lo que no se puede ver, no existe. Tras la muerte, toca dar un pequeño salto de fe, la certeza de que somos almas y que su esencia seguira viva para siempre. Una vez escuche que un sacerdote le dijo a un padre que habia perdido a su esposa y sus hijas: y ahora, ?que vas a hacer con todo el amor que te sobra? Esa es la verdadera pregunta, porque el dolor eventualmente se ira pero qué hacemos con todo ese amor, dónde lo ponemos. Lo importante es nunca dejar de darlo, siempre asegurarnos que estamos dando todo lo que somos, de la manera en que nos sea posible, aunque la circunstancias cambien, nunca dejar de hacer lo que mejor sabemos hacer. El amor siempre encuentra sitio.
La pérdida física duele, añoramos a quienes se han ido porque tenemos que acomodarnos a los cambios, a su nueva forma de existir... Que es invisible para los ojos pero accesible para el alma.
Todos debemos pasar por este proceso, pero a veces el dolor se prolonga por retenerlo, porque no sabemos que podemos amar a quienes no existen físicamente con nosotros, porque desconocemos que el amor trsciende distancias, y mundos, porque no nos conectamos con el amor que ese ser siente por nosotos porque no creemos que el existe y nos perdemos de sentirlo.
Eventualmente seremos capaces de llenar esa sensacion de perdida con certeza en el amor, no sólo quedan los recuerdos, también queda la vida y en la vida, se puede honrar a los muertos, o mejor dicho, a los que han pasado por la otra puerta, que han cambiado de forma, pero siguen existiendo.
Igual que la asuencia de calor se vive como frío, asi la ausencia de amor se expermienta como pérdida ?que hemos perdido? El amor que soliamos dar y la consciencia de su amor que esta siempre disponible para nosotros, la consciencia de eternidad. No nos olvidemos nunca de dar el amor que esa persona despertó en nosotros, por si puede recibirlo, por si hay alguien más que la necesita, porque no hay nada más importante que ser yo y dar el amor que soy.
Lo que hago hoy por mí, lo hago por otros. Poner nuestra atención en el amor, en sentir está sensación expansiva que abarca todo lo vivo, nos une, nutre y cura, ya que nos conecta que con nuestra esencia más pura y perfecta: vibramos en alma. Ya que al pasar por la otra puerta, no tendremos más ese libre albedrío, todo lo que sentiremos es esa unión con todo lo vivo y lo bello, pero no podremos elegir hacerlo. Nosotros, que todavía podemos elegir, podemos incluso transformar lo que nuestros seres amados no pudieron, porque todos somos uno, la energía existe y puedo disolverla yo u otro, la interdependencia nos permite interceder por otros.
Podemos hacer consciente también está unión, elegiendo sentir a aquellas personas que ya no están físicamente con nosotros, pero que existen y las virtudes que crecieron al estar encarnados se quedarán para siempre y serán nuestra fuerza para seguir adelante, ese es, su legado y nuestra forma de honrar su vida.
Si miramos a nuestro alredor estamos llenos de pruebas de ello, todo está sostenido por la perfección y el amor en su máxima expresión? Que ese amor nos permite equivocarnos, demostrar virtud sin límite e incluso, libertad de sentir miedo? Que amor más grande que la libertad y eterna misericordia? Nos dejan hacer lo que queramos, y nos dejan aprender de ello, siempre con segundas, terceras e infinitas oportunidades de redención. Pero la redención no es para cumplir con alguien más, sino con nuestra propia esencia, el fin es ser fieles a nuestra propia esencia, y eso es vivir el amor: volver a él.
Honremos la vida sobre la muerte, amemos sobre todas las cosas porque el amor es lo único que lo puede todo y que lo cura todo, hace que la distancia se acorte y el tiempo se funda en un solo instante.