La ansiedad nos ayuda a evitar o afrontar peligros
La ansiedad nos permite estar alerta, sensibles al ambiente y con un nivel de motivación óptimo para afrontar las diversas situaciones que surgen. Por tanto, NO debemos eliminar la ansiedad de nuestras vidas puesto que activa un sistema de respuesta relacionado con el escape (huida) y la evitación y nos prepara para evitar y afrontar peligros. Nuestro corazón bombea más sangre, la respiración es más agitada y el sistema motor se prepara para salir corriendo y evitar la situación.
¿Cuándo debemos tomar medidas? Cuando la ansiedad es tan elevada que interfiere el desarrollo de nuestro día a día (tener ansiedad ante un examen es normal y positivo para afrontarlo con éxito, que a consecuencia de esa ansiedad no podamos ir al examen o no podamos concentrarnos no es normal). También hay que tomar medidas cuando nuestro sistema de alerta es tan sensible que permanece en estado de alerta de forma constante dejando de cumplir su función. De esta forma nos impide diferenciar los peligros reales de aquellos que no lo son, es como si la alarma de nuestra casa sonara durante todo el día sin parar.
Las contracturas musculares son frecuentes en personas con ansiedad
Las personas ansiosas experimentan miedo, inquietud, preocupación, dilatación de pupilas, temblor, tensión muscular,…y son frecuentes las contracturas musculares debido al mantenimiento en el tiempo de la tensión muscular. Es frecuente que se produzca dolor, malestar y algunos problemas de movilidad.
También son frecuentes síntomas fisiológicos como las palpitaciones, dificultades respiratorias, sudoración. Malestar abdominal, sensación de mareo, dolor o malestar en el pecho y náuseas.
La ansiedad se da cuando la persona percibe una situación futura como una amenaza y además se siente incapaz de afrontar esa amenaza.
La ansiedad es una respuesta emocional que anticipa un peligro futuro y está acompañada de preocupación que es una cadena de pensamientos sobre un peligro futuro que consideramos incontrolable. La preocupación suele comenzar con una frase del tipo: ¿y si… (sucede algo malo)? seguida de una cadena de pensamientos sobre las posibles consecuencias negativas.
Una persona ansiosa permanece en un estado de alerta constante
Una persona con ansiedad está hipervigilante para descubrir posibles amenazas (un hijo que llega tarde,…), tiene un umbral de percepción de la ambigüedad bajo e interpreta la información ambigua como amenazante (escuchar un ruido en la noche significa que hay un ladrón en casa, escuchar algo sobre un accidente de tráfico hace pensar que un familiar está implicado,…). Además exagera la posible amenaza. No tolera la incertidumbre y considera inaceptable que algo negativo pueda ocurrir.
Las personas con ansiedad temen una amenaza futura que es muy improbable que ocurra y piensan que preocupándose van a prevenir esa amenaza. Se asocia la no ocurrencia del resultado negativo que habían anticipado a la preocupación por lo que consideran que la preocupación es útil para evitar un desenlace negativo. De esta forma cada vez se preocupan más llegando, en los casos más graves, a desarrollar metapreocupación. La metapreocupación es la preocupación por estar preocupado, la persona piensa que la preocupación le está volviendo loco, que se va a poner enferma, que su preocupación es incontrolable,…
La ansiedad clínica es uno de los trastornos psicológicos más incapacitantes por lo que si sospecha que puede tener ansiedad debe acudir a un psicólogo/a o a su médico.
Para prevenir la aparición de la ansiedad o para combatirla puede seguir los consejos de este enlace: 20 claves para vivir sin ansiedad
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