Todo comenzó en 2010, cuando una mañana Verónica despertó con la mitad de su cuerpo totalmente paralizado. Los médicos le dijeron que no volvería a caminar.
Imagen: Instagram @vehipolito
Durante su estancia en el hospital su padre le dijo "Cuando te vayas de este lugar todos intentarán ponerte límites, pero la que decidirá qué puedes hacer y qué no, eres tú y yo estaré para acompañarte."
Así, en solo 2 años Verónica se recuperó y ganó el primer lugar en el Campeonato Mundial de 200 metros planos.
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Sin embargo, solo unos meses después los doctores encontraron un tumor en su cerebro y el tratamiento la obligó a alejarse de las pistas por varios meses.
Las malas noticias no pararon ahí, a unos días de los Juegos de Toronto le diagnosticaron poliposis adenomatosa familiar, un trastorno hereditario que derivó en más de 200 tumores en su tracto digestivo.
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Mediante una complicada cirugía, le extirparon cerca del 90% de su intestino salvándole la vida; apenas pudo, Veróncia volvió a entrenar para los Juegos Paralímpicos de Río 2016 donde obtuvo varias medallas de plata y bronce.
Durante los dos años siguientes Verónica tuvo que pasar por dos cirugías más para deshacerse de los tumores que seguían surgiendo en su cerebro e intestinos.
Fue hasta este año que pudo volver a correr y actualmente se encuentra practicando 5 horas diarias para mejorar su tiempo y deshacerse del peso que ganó durante su tiempo en recuperación.
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"Podría haber desistido después d ela operación del intestino grueso", dijo la atleta en entrevista con le medio brasileño Globo. "Pero acá estoy, viviendo. Y quiero seguir viviendo."
"Quiero ser un gigante del siglo XXI. Quiero ser alguien a la que todo el mundo mire y se inspire. Solo vivimos una vez...no podemos perder el tiempo."
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