Me he dado cuenta que no es tan difícil cambiar, sobre todo porque la mayoría de tiempo intentamos hacerlo a posta, con toda la intención de cambiar, con toda la buena e inocente intención, esa bondad tibia que al final no te lleva a ningún lado, porque es una idea, pero esta tan lejos de la realidad que no sabes ni por donde empezar, no es un camino, es una mentira, no se cambia queriendo cambiar, se cambia, cambiando. Válgase la redundancia, somos tan tercos que no queremos entender como funciona la realidad, criticamos a la religión, y a los políticos de ciegos, manipuladores, cuando nadie sabe manejar ni su propia vida, es solo un reflejo de nosotros mismos, del ser humano y su situación; aquí, casi nadie esta a cargo. Somos cuerpos con almas en la tierra de nadie, porque ni el cuerpo reconoce la existencia de su alma como una constante realidad, ni el alma logra sobrepasar su burdeza humana. Nos cuesta mucho ver términos medios, ni todo es tan mágico ni todo es tan trágico, somos una extraña mezcla de perfección con incoherencia.
La clave està en nuestro punto intermedio; hay un sitio entre la inconsciencia y la sobre-consciencia, una especie de franja donde hay un espacio, existe la mente pero también deja espacio para algo màs, y ella no acapara todo el sitio, pero tampoco lo abandona por completo. Es, cuando sin pendiente, estas, los pensamientos están en segundo plano y la vida en primero
No es llevarle la contra a la gente lo que te libera, la lucha no libera, la resistencia y persistencia en uno mismo. sì, lo pillamos mal, todo aquellas seres grandes que lograron algo trascendental, no estaban yendo en contra del mal, sino únicamente resistiendo en el bien sino ser fuerte y fiel a tus propias ideas, ser valiente implica ser uno mismo y el uno mismo no se piensa, se siente, pero no se siente ni con los nervios ni con el estomago, ni con la palma de las manos, ni en la garganta ni en la boca, ni siquiera en los pulmones o en el corazón, se siente en todo el cuerpo y a veces a pesar de el, sale del centro de nuestro cuerpo y de nuestra estabilidad y es la única regla de moralidad: tener paz. La Paz no es hacerse a la idea, renegarse o pasar de todo, tener paz no es más que el equilibrio del cuerpo y la mente, la relajación equilibrada de tus músculos, la sonrisa ligera y sincera, una mente con el sol del atardecer en la cabeza. Es un ritmo suficientemente bueno, firme y constante pero suave y amoroso, un punto difícil de encontrar con las ideas, porque la felicidad no proviene de pensárselo ni de solo vivírselo, no es, ni uno ni otro, ni tampoco ninguno, es todo y nada a la vez, sucediendo tan sutilmente que apenas logramos percibirlos, pero tan sólido que nos impacta y en un solo instante nuestra vida vale más que todos los momentos pasados, constantemente todo se va renovando y. Lo que antes parecía impresionarnos ahora parece irrelevante, pero eso es lo más importante; el cambio, el cambio de significado, de perspectiva, el aumento de consciencia, porque aunque no se mire todo, poco a poco se ve más, y ese, es el único modo de hacerlo, el camino no es más que uno, poco a poco y sólido.... Tan fácil y tan natural que no pareciera pudo haber sido siempre así, solo un pequeño paso más adelante.