Lo no expresado quema, el amor que se retiene o el dolor que no se libera es una cárcel. Ese es el cáncer, esa es la verdadera enfermedad: Vivir allí, cuando nos estamos perdiendo del aquí, como diría Eckhat Tolle.
Vivir escapándonos de la realidad; con el móvil, con el trabajo, con la fiesta, el alcohol, o la religiòn, yo lo logrè muchos años y aparenta ser camino fácil pero se paga caro.
Vivir en la mentira de la mente, que va rápido, de prisa, que no se detiene y no siente, porque duele. Pero pronto acaba, que la mentira sólo existe mientras se mantiene la ilusión, mientras nuestra cabeza logra vivir en su propia locura, disociada de nuestro verdadero SER. Nos distrae con sus pensamientos repetitivos y autómatas que solo cesan cuando alcanzamos el límite, porque nos falta conocer el aprendizaje en armonía y consciencia, y en nuestra pequeñez, experimentamos el aprendizaje a través del dolor.
El lìmite parece aparecer ahì de la noche a la mañana, pero fue un proceso que no hicimos consciente: porque poco a poco, se va volviendo más difícil ocultar la verdad, cada dìa, requerimos màs energìa para fingir que no nos importa, y somos sólo humanos, si nos alimentamos de lo que no nos hace fuerte nos quebramos, pero también gracias a Dios somos humanos, y por naturaleza, perseguimos con voluntad o con dolor, la verdad.
El dolor necesita expresarse, pero no nos hace crecer, lo que nos hace crecer es VER, amar, reconciliarme con mi verdadero SER, reconectarme con lo esencial, sonreìr y valorar. Todos vamos hacia encontrar una forma más madura de amarnos a nosotros mismos y respetar a los demàs.
Porque"el dolor demanda ser sentido" (John Green), y después de ser liberado de las ataduras de la obscuridad demanda tornar un sentido, volcarse en algo que pueda hacernos creer en lo bueno de la vida otra vez. Porque una vez que hemos terminado con el proceso salimos más fuertes, pero es algo que nadie nos dice, y vivimos en la mentira de ocultar, tapar y ponernos la máscara de "no pasa nada", "estoy bien". Me he mentido muchísimas veces, porque la verdad estaba mirándome en la cara, la verdad siempre está, a veces más visible que otras pero es imposible de ocultar, cuando nos decimos, "pero yo no lo sabía" "no me lo dijo", son excusas para sufrir, para perpetuar la ilusión de la mente repetitiva y autómata. Todo podría ser fácilmente reemplazado por un: NO QUISE VER. Esa es la verdad liberadora, no hay necesidad de sufrir.
Sentir el dolor es el primer paso para crecer, si no se sabe que algo duele no se sabe que algo necesita cambiar.... Que liberar el dolor sea ùnicamente momentàneo para impulsar un cambio, para desear lo que sigue, lo que duele, nos ha quedado pequeño y debe ser dejado atràs. La vida es una carretera en donde hay que despedirse del "exceso de equipaje", porque al cielo no se entra màs que siendo ligeros.
NAMASTE