Discapacidad: 5 falacias para mantener el sistema [Colaboración]

“¿Te gusta ir a la escuela?”, le preguntaba su madre cada mañana y, como cada mañana, él le respondía con una afirmación rotunda y esperanzada. Un día la mamá de Juanito fue citada por la tutora del niño; quería hablar con ella. Llegado el día, se presentó la mamá y la maestra comenzó a relatarle el motivo de la cita: “Su hijo no avanza con normalidad, le cuesta más que al resto y cada vez está más rezagado. No sé qué hacer con él. Le cuesta mucho entender las normas, más aún cumplirlas y su comportamiento es cada vez peor; no se está quieto sentado, corre constantemente por el salón e inventa todas las formas posibles para molestar a los demás”.

La mamá de Juanito volvió a casa triste y pensando qué debía hacer. Cuando se encontró con Juanito, le preguntó: Juanito, todos los días te pregunto, si te gusta ir a la escuela y me dices que sí. Hoy estuve con tu maestra y me comentó que no te comportas bien; molestas a tus compañeros, corres por el salón, no estás en tu silla ¿Por qué te estás comportando así? El niño miró a su madre y con una elocuencia inusitada respondió: Mamá, me gusta la escuela porque es el único lugar donde puedo estar y convivir con mis amigos. Luego vengo a casa y de ahí a las extraescolares…así se me acaba el día. La maestra es buena, pero ya no es como antes que había rincones, ahora materias y obedecer. Me gusta la escuela, no me gusta trabajar en la escuela.

En este breve relato, encontramos un hecho significativo: la escuela es un lugar destinado a unos fines preestablecidos que cuenta con unos medios determinados y precisa de unos sujetos particulares. Ante la variación de alguna de las dimensiones, el sistema reacciona para preservarse. Para ello, tiene diversos mecanismos de defensa: estigmatización, disciplina, currículum oculto y explícito, discursos neoliberales de la supremacía del individuo sobre el colectivo y otros como las ideas acerca de la capacidad. La capacidad entendida desde su antagonista la discapacidad es un mecanismo recurrente que gira en torno a 5 falacias:



La discapacidad es innata e inmutable. La discapacidad puede tener una base biológica, pero la mayor parte de las que considera la escuela tienen mayor relación con la pobreza económica, ambiental, nutricional y de estimulación. Es decir, es una cuestión evitable y/o modificable. Otras causas de discapacidad vienen sobrevenidas de lesiones en el transcurso de la vida, producidas estas por accidente, violencia, padecimientos de diversa índole y enfermedades. Sin contar, los niños y niñas que son discapacitados en cuestiones meramente escolares.

La discapacidad afecta a pocos sujetos de la enorme población educativa. Cálculos reciente del Banco Interamericano para el Desarrollo estiman que 50 millones de personas en América Latina y el Caribe (un 10% del total de la población) viven con discapacidad. A nivel mundial, las cifras se disparan. Si los discapacitados están siendo excluidos y no son un grupo minoritario, ¿es la educación para todos y todas?

La discapacidad es un factor que afecta al aprendizaje de unos niños y otros no, por ello no pueden aprender juntos. Esta afirmación como la tradicional defensa de las escuelas diferenciadas (escuelas para un solo sexo) no se sostiene bajo ninguna evidencia empírica y científica rigurosa. Postulados pedagógicos críticos e inclusivos, reafirman la importancia de la diversidad como factor de educación compleja, integral y, auténticamente, humana.

La discapacidad puede tener base pedagógica, pero no legal. En el caso particular de México, la constitución recoge este derecho fundamental. Así como es un clásico derecho reconocido internacionalmente desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948. Reforzada por documentos firmador por la República como la Conferencia de Salamanca en 1999 o la afirmación realizada por Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad: Todas las personas con o sin discapacidad tienen derecho a la educación, desde la base de igualdad de oportunidades y equidad de recursos.

La escuela es un espacio per se es un espacio inclusivo, porque es estático. En América Latina, los niños y las niñas con discapacidad se encuentran entre los más marginados (afirma Gador Manzano para El País). Son pocos los que consiguen llegar por falta de recursos a todos los niveles. De aquellos que consiguen llegar al sistema educativo, 2 de 10 alumnos con discapacidad, más de la mitad son derivados a escuelas especiales o no ordinarias.

En conclusión, la discapacidad existe como el resultado de múltiples causas y negar su existencia no facilita el camino de la inclusión. También es cierto que la discapacidad plantea problemas al sistema educativo, sobre todo en el plano de la diversificación y aumento de la complejidad en los procesos de enseñanza-aprendizaje. Pero, las soluciones también existen y pasan primero por negar las falacias del discursos de la discapacidad y segundo por asumir la tarea de educar a cada persona más allá de sus características y su contexto, educar en para la vida comunitaria.


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