Está claro que el tabaco puede afectar considerablemente a la salud de tus dientes y boca. Esto se debe a que produce una disminución en las defensas de las encías, lo que provoca que estas estén más débiles frente a una infección. Por eso, las personas que fuman tienen 3 veces más riesgo de desarrollar alguna enfermedad de las encías.
Está demostrado que fumar puede provocar enfermedades en las encías y aumenta el riesgo de padecer cáncer oral.
Daños que puede producir el tabaco en la salud dental
El tabaco produce un efecto vasoconstrictor
Es decir, provoca una disminución de los vasos sanguíneos de la encía, por lo que dificulta a la corriente sanguínea, haciendo que la encía se vea menos irrigada y menos inflamada. Esto hace que no se aprecien los principales síntomas de alarma de la enfermedad periodontal. Esto retrasa la detección de la enfermedad y el comienzo de su tratamiento, lo que puede conllevar graves consecuencias.
Los tratamientos dentales pueden no ser efectivos
Se ha demostrado que el 90% de los casos de periodontitis que no responden bien al tratamiento habitual, se da en personas fumadoras. También en los casos en lo que hay que someterse a cirugía, los resultados son menos favorables para los fumadores.
Además si nos sometemos a implantes dentales y fumamos, puede producirse periimplantitis, que es la inflamación del tejido que soporta el implante.
Por eso, es recomendable abandonar el hábito de fumar, al menos, durante el tiempo en el que nos estamos tratando y llevar a cabo una buena higiene dental de nuestros dientes, para poder recuperar y mantener la salud de nuestra boca.
El tabaco puede producir halitosis
Algunos componentes del tabaco como la nicotina u otros aditivos generan halitosis o mal aliento al aumentar la sequedad e irritación de las mucosas de la boca y de las vías respiratorias y digestivas altas, lo que contribuye a su falta de oxigenación.
El tabaco puede cambiar el color de los dientes
Los dientes amarillentos son la seña de identidad más evidente de los fumadores. Es un reflejo de un deficiente estado bucal.
Disminución de los sentidos del gusto y del olfato
Tanto el gusto como del olfato van disminuyendo de manera progresiva, lo que altera especialmente la percepción de los sabores salados y puede inducir al fumador a abusar, inconscientemente, de la sal, lo que a su vez puede afectar a su presión arterial.
Recomendamos dejar de fumar y si no es posible, no abusar del tabaco, para evitar que nos produzca enfermedades como estas y mantengamos la salud de nuestros dientes y boca.