En este artículo, voy a tratar una afección muy común tanto en niños como en adultos: las anginas.
Las anginas es una de las enfermedades mas frecuentes en los niños, que comienza con un inflamación e infección de las amígdalas y de los tejidos de la garganta. Dolo, inapetencia y cansancio, son algunos de los síntomas comunes, que hacen concurridas las salas de guardia de los centros asistenciales.
La faringoamigdalitis o amigdalitis, más comúnmente llamada anginas, produce inflamación de la faringe y de las amígdalas (ubicadas en la parte posterior de la boca, junto al conducto faríngeo) En general, es una enfermedad infecciosa, por lo cual puede estar acompañada de fiebre, a veces es alta (superior a los 39°C) y de un aumento del tamaño de los ganglios del cuello, de uno o ambos lados.
El dolor al tragar es el síntoma mas común, y no es raro que aparezcan náuseas, vómitos y hasta dolor abdominal. La garganta suele estar colorada, con placas (pequeños puntos blancos), ampollas o aftas, mientras que los ganglios aumentan de tamaño y duelen al tacto.
Generalmente esta enfermedad, se adquiere por contagio a través del aire (al toser o estornudar) o por contacto directo. En la mayoría de los casos, los responsables de la enfermedad son los virus: 90 a 95% de las veces en menores de 3 años y entre 50 y 70% en niños mayores de 5 años. En las demás ocasiones se origina por bacterias, siendo la mas frecuente, el estreptococo grupo A. La enfermedad comienza entre las 12 horas y los 5 días después del contagio.
La amigdalitis vírica suele tener un comienzo gradual, con fiebre moderada (menor que 39°C), dolor de garganta, existencia de pequeños ganglios en el cuello y poca afectación del estado general. Con frecuencia se acompaña de otros síntomas como mucosidad nasal, tos y enrojecimiento ocular. Al examinar la garganta, se ve un leve enrojecimiento de la misma, y pueden aparecer secreciones de pus (placas). Los virus que mas frecuentemente la producen son los adenovirus, que genera vesículas (ampollas), los entero virus, que causan una enfermedad llamada herpangina (angina con vesículas, mucha irritación de la faringe y fiebre alta), los rinovirus o virus del resfrío común.
La amigdalitis bacteriana (llamada estreptocócica) suele tener un comienzo brusco, con fiebre mas elevada que en el caso anterior (superior a 39°C), aumento de los ganglios del cuello y mayor afectación del estado general. Es habitual que aparezca dolor de cabeza, náuseas, vómitos y dolor abdominal. Al examinar la garganta, ésta se presenta muy enrojecida, a veces con puntos rojos como hemorrágicos (petequias) y es frecuente que las amígdalas estén cubiertas de placas blanquecinas. El dolor puede irradiar a los oídos y dificultar la apertura de la boca. El dolor de cabeza es frecuente.
De acuerdo a la gravedad de los síntomas, se podrá establecer si se trata de una enfermedad general, con manifestaciones locales o un proceso localizado en las amígdalas.
Diagnóstico
De acuerdo a los síntomas descriptos anteriormente y la inspección de la garganta, permite establecer el diagnóstico de la amigdalitis. Un poco mas complicado es averiguar el agente responsable. Tradicionalmente se distinguen distintas formas clínicas: eritomatosas o catarrales (la amígdala de color rojo uniforme), lagunares, foliculares o pultáceas (amígdalas rojas con manchas blancas), seudo membranosas (amígdala recubierta por una película blanco grisácea), herpéticas (con vesículas), ulcerosas, gangrenosas o flegmonosas (cuando presenta un absceso)
De todas formas, el valor de estas divisiones es meramente descriptivo, y no permite conocer la etiología. La forma mas clásica, una amigdalitis estreptocócica (pultácea o con placas blancas en las amígdalas) puede ser eritematosa, transformarse en pultácea o flemonosa, lo mismo puede ocurrir con las demás.
Cuando el especialista sospecha que la amigdalitis está originada en el estreptococo grupo A, se indica realizar un stre ptest que una prueba rápida que informa inmediatamente si hay o no presencia de estreptococos, y también un cultivo, que en aproximadamente 48 horas, confirma con precisión si el estreptococo betahemolítico del grupo A es el germen productor de esa angina. Debido a que es infrecuente, pero no imposible, que el test rápido sea negativo, y luego el cultivo informe estreptococos, es muy importante solicitar ambos estudios.
Si el strep test fuera negativo, se esperan los resultados del cultivo, ya que no hay ningún riesgo de comenzar la toma del antibiótico hasta ese momento. Si, en cambio, fuera positivo, es necesario comenzar ese mismo día y luego el cultivo ratificará o rectificará el resultado inicial y guiará al médico la continuación del tratamiento.
El tratamiento antibiótico de las anginas, si es apropiado, acorta la duración de los síntomas y el período de contagio, pero el objetivo principal es reducir la posibilidad de fiebre reumática y complicaciones renales.
Según las recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría, la penicilina sigue siendo la droga de elección para la angina estreptocócica, por su eficacia, seguridad y bajo costo. La amoxilina también es utilizable, ya que se obtienen los mismos resultados que con la penicilina.
El tratamiento con antibióticos, debe cumplirse estrictamente, respetando los horarios de la toma, así como la duración del tratamiento, que debe ser no menor a 10 días, aunque el niño mejore en pocos días. Está demostrado que si la administración del medicamento se interrumpe, existe una alta probabilidad de que se produzcan recurrencias y eventuales complicaciones.
¿Cómo prevenirlo?
La prevención de las anginas, es similar a la de todas las enfermedades respiratorias, y algunas medidas a tener en cuenta son:
Buena alimentación a base de frutas y verduras, principalmente aquellas que contienen vitamina C, como los cítricos.
Mantenerse abrigado, proteger la boca y la nariz, y evitar permanecer con ropa mojada durante largo rato.
Evitar el contacto con personas que estén enfermas o al hacerlo cubrir la boca y la nariz.
Descansar al menos 8 horas diarias, para mantener saludable el sistema inmunológico.
No fumar o permanecer en lugares donde otras personas lo hagan.
Tomar como mínimo dos litros de agua al día.
Mantener ventilados los espacios de la casa, la escuela o la oficina.
¿Existe algún tratamiento natural?
Se puede realizar en casa algunos tratamientos naturales para aliviar los síntomas de la amigdalitis:
Colocar un pote de yogur en el centro de un paño limpio y envolverlo bien. Escurrir el género, para quitar el agua que contiene el yogur. Poner la pasta que ha quedado adherida al paño, directamente en el cuello. Mantener durante 20 minutos. Repetir el tratamiento cada tres horas. Acompañar este tratamiento externo, bebiendo durante el día te de limón con miel.
Mezclar el jugo de tres limones con una cucharadita de bicarbonato y tres cucharadas de agua y hacer gárgaras con este preparado.
Hervir un vaso de leche, incorporar una cucharadita de polvo de cúrcuma y un poco de pimienta. Beber durante tres noches consecutivas antes de ir a dormir.
Los jugos de zanahoria, remolacha y pepino, tomados individualmente o combinados, son beneficiosos para aliviar el dolor de garganta causado por anginas.
Mezclar una cucharada de miel, una cucharada de vinagre de manzana y un poco de agua. Beber lentamente de a sorbos.
Hervir un litro de agua con dos cucharadas de tomillo, el jugo de un limón y su cáscara trozada, durante 15 minutos. Colar los ingredientes y reservar el líquido. Endulzar con miel a gusto, y beber al menos tres veces al día.
Entre las plantas beneficiosas para infecciones de garganta se encuentran:
Para disminuir el dolor: Aloe Vera
Para aumentar las defensas: Equinácea, Mejorana, Hisopo, Caléndula
Para resistir a los gérmenes: Genciana, Aliso, Anís, Verbena, Clavo de olor, Agrimonia, Eucalipto
Para reducir la inflamación: Abedul, Haya, Palmera datilera, Consuelda
Importante: Este blog recomienda la visita a un médico de confianza, quien evaluará la situación e indicará el tratamiento adecuado para cada caso en particular. Los tratamientos naturales indicados en este post son adicionales y complementan, no sustituyen el tratamiento médico tradicional, ni los antibióticos que indique el profesional médico.