Como bien dice nuestro amigo Diego Torres en su canción Color Esperanza…
Quitarse los miedos sacarlos afuera
Pintarse la cara color esperanza
Tentar al futuro con el corazón
Es mejor perderse que nunca embarcar
Mejor tentarse a dejar de intentar
Aunque ya ves que no es tan fácil empezar
No es solo una letra bonita . Si nos detenemos a analizar éste pedacito que he seleccionado, podemos ver que es la manera más “técnica” de tratar cualquier miedo. Sacarlo afuera ,armarse de esperanza y lo más importante, intentarlo. Pero vamos más allá…
Hace poco me preguntaron… ¿Cómo lograste superar el miedo cuando decidiste hacer ejercicio en tu estado sin tener ninguna garantía? ¿No pensaste en los riesgos?
La respuesta es muy amplia…
El miedo puede estar concentrado en un mismo punto o simplemente, se puede sentir miedo por todo lo que nos rodea y pueda afectarnos a nuestro estado de salud (u otra cosa). Si hablamos concretamente de esa pregunta en cuestión, diré, que ni siquiera era consciente de ello. Sabía que en mi situación, el ejercicio era la única alternativa a la cirujía. La opción fácil para mi , hubiera sido optar por la cirujía sin necesidad de invertir un 200% en esfuerzo y pasar tanto dolor. Esa es la cruda realidad…pero, si analizamos las consecuencias de ambas opciones, sin duda la que menos tiene, es la primera. ¡Y yo me alegro de haber sufrido para poder lograrlo!
Si algo hice bien a nivel personal…fue no dudar nunca de mi misma
Ahora vamos a la parte compleja. Decidirse y empezar. Ese será el paso más difícil que darás en ese camino, pero sin duda, el que más satisfacción y orgullo te dará.
La meta no es la curación ya que por desgracia no es posible, pero lo que si es posible es la recuperación. Ya sea poco o mucho, y quizás nada en los casos más complejos. Hablamos de mejorar aspectos que únicamente el ejercicio puede sanar: la musculatura. Al mejorar la musculatura el esqueleto retoma su posición natural. Cervicales y lumbares que es lo que más nos afecta a los pacientes con chiari o hernias cervicales. De igual forma para enfermos con fibromialgia, artrosis y demás patologías que afectan a articulaciones , músculos y ligamentos.
Si busco el motivo concreto que me hizo cambiar mi manera de pensar, fue el plantearme la posibilidad de tener ese dolor resto de mi vida.
Es mejor invertir un poco más de sacrificio e intentarlo, que quedarte con la duda de saber si hubiera valido la pena o no.
A petición de varias personas que me han pedido hablar de ello , explicaré como me sentí en el proceso de mi particular cruzada/rehabilitación…
La primera vez que pisé el gimnasio tras un año y medio de baja , lo hice con el collarín puesto. Apenas me mantenía en pie y la falta de coordinación entorpecía que realizara correctamente los ejercicios. El dolor en ese momento estaba más controlado puesto que acertaron con un tratamiento adecuado a base de morfina, antiepilépticos y antidepresivos. Sin ésto no hubiera sido posible ni siquiera empezar…
Sentimientos y sensaciones
El primer día sentí de todo, pero el miedo coronaba todas las sensaciones. Mientras caminaba hasta el gimnasio a apenas unos 100 metros de mi casa, me dio tiempo a elaborar una película de terror/gore en la que yo era la protagonista.
Imaginé que perdía la fuerza y el peso de la máquina caía sobre mi.
Me vi insconsciente en el suelo tras realizar un esfuerzo
Me vi en silla de ruedas por el mero hecho de andar un poco en una cinta
Moría
Cuando crucé la puerta me dije a mi misma: no pienses y haz lo que te digan. Pero no fue así.
Todo mi cuerpo temblaba, sentía escalofríos,angustia,dolor de estómago…tuve el impulso de darme la vuelta y volver a casa para meterme en la cama. Me sentía mucho más enferma…pero realmente, era mi propia mente la que controlaba mi cuerpo.
Preparada sin estarlo
Una vez sentada en la primera máquina, me miré en el espejo mientras el monitor me dejaba tiempo para respirar profundamente. Realmente estaba auto convenciéndome de que podía intentarlo, y de hecho lo hice pensando en voz alta.
Recuerdo que me respondió: ” No sirve de nada visualizar. Si piensas que no lo vas a hacer, no importa que te molestes en continuar, porque no lo lograrás. Solo hazlo sin pensar y concéntrate en el resultado que quieres obtener”
Me quedé pensativa en la máquina con los brazos levantados y a punto de levantar 5 míseros kilos tirando de una polea, le dije: “lo haré, aunque sea lo último que intente”
Ese cambio de actitud cambió mi vida.
No sé si realmente se le puede llamar “perder el miedo”…
Yo seguía temiendo y tuve mucho más dolor del que ya tenía puesto que al hacer ejercicio, rompía las contracturas musculares y eso es horrible ,no voy a mentir. Sufría unos mareos malísimos en algunos ejercicios ¡Y no nos olvidemos de las agujetas claro! pero eso no impedía que cada día llevara a cabo mi labor. A la semana y media sin ir más lejos, ya sentía mejoría. Ahora soy capaz de correr 20 minutos a velocidad considerable, hago mis circuitos de musculación sin ayuda y he podido incrementar la carga en peso de las máquinas en un 30% en apenas 3 meses.
Los beneficios?
Ausencia de dolor focalizado
Ausencia de parestesias y calambres agudos ( solo quedan resquicios que apenas se sienten)
Libre de medicación
He ganado fuerza y tono muscular al igual que he subido mi resistencia cardiovascular.
Recuperación del equilibrio y sin mareos
Y la posibilidad de hacer una vida normal (excepto trabajar,solo de momento y hasta ver si soportaría una jornada laboral completa)
Con ésto quiero decir que, todo puede ser muy complicado si permitimos que el miedo gobierne nuestras posibilidades.
Creer en vosotros mismos y daros tiempo para que aquello que llevéis a cabo…se asiente como un árbol recién plantado.
Ser felices!
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