Todos en algún momento hemos experimentado sentimientos de enojo, miedo, angustia y soledad frente a la perdida de un ser querido. Son reacciones normales y esperables ante la pérdida.
Sigmund Freud definió el duelo como “la reacción frente a la pérdida de una persona amada o de una abstracción equivalente”.
En el duelo, la persona experimenta la perdida real del objeto amado, durante este proceso se pierde el interés por el mundo exterior, la libido que antes era dirigida hacia el objeto amado, regresa al sujeto en calidad de angustia, tristeza, etc.
La doctora Elisabeth Kübler-Ross (1926-2004) enuncia 5 fases del duelo:
Fase de Negación. Negarse a sí mismo o al entorno que ha ocurrido la pérdidaFase de Enfado, Indiferencia o Ira: Estado de descontento por no poder evitar la pérdida que sucede. Se buscan razones causales y culpabilidad.
Fase de Negociación. Negociar consigo mismo o con el entorno, entendiendo los pros y contras de la pérdida. Se intenta buscar una solución a la pérdida a pesar de conocerse la imposibilidad de que suceda.
Fase de Dolor Emocional (o depresión). Se experimenta tristeza por la pérdida. Pueden llegar a sucederse episodios depresivos que deberían ceder con el tiempo.
Fase de Aceptación. Se asume que la pérdida es inevitable. Supone un cambio de visión de la situación sin la pérdida; siempre teniendo en cuenta que no es lo mismo aceptar que olvidar.
Se considera que el proceso del duelo puede durar entre 6 y 12 meses, sin embargo cada persona lo vive a su manera.
Cuando el tiempo transcurre y el sujeto permanece enlazado al recuerdo de la persona fallecida, sin poder aceptar la muerte, estamos hablando de un duelo patológico.
Cuando esas reacciones se hacen constantes y se enlazan a conductas destructivas como: el consumo de alcohol en exceso, adicciones a medicamentos, el consumo en exceso de alimentos o su contrario la anorexia, comprar compulsivamente, alejarse de todos para recluirse en la casa, etc.; producen efectos momentáneos de un "bienestar inexistente", porque en realidad funcionan como un mecanismo de engaño y supervivencia. Ante estas situaciones es necesario recurrir a un profesional con el objeto de poder sobrellevar la perdida y retornar a una nueva normalidad.
Pasos prácticos para adaptarse a la perdida
1) Aprender a tomarse enserio las pequeñas perdidas. El hecho de preocuparnos por la perdida de una amistad, la mudanza de una casa tan querida, la partida del hogar de un hijo, nos prepara para adaptarnos a perdidas mas importantes2) Aprender a descargar el estrés. El estrés aparece por diferentes motivos, es importante hacer ejercicio, meditación, yoga, cualquier actividad que nos resulte placentera
3) encontrar un sentido a la perdida. Es normal que los recuerdos y sentimientos afloren, sin embargo debemos encontrar un nuevo orden y sentido a la vida
4) confiar en alguien. Contar con una persona, ya sea familiar o un profesional que nos acompañe a transitar esta etapa, es sumamente sanador.
5) Hacer un rito de la perdida, que tenga un sentido. A veces no solo es necesario realizar un funeral, muchas personas necesitan realizar un pequeño altar en la casa con fotos y demás.
6) adaptarse a los cambios. No es sencillo pero tampoco imposible, es mejor abrazar las oportunidad y ver las opciones que tenemos para seguir adelante.
7) creencias religiosas. La perdida hace que revisemos nuestras creencias y encontremos una espiritualidad más profunda.
8) encontrar un objetivo. Un nuevo proyecto hace que enfoquemos nuestra atención en algo nuevo y a la vez nos permite proyectarnos en el futuro
9) hablar de la perdida. Es sumamente importante hablar de nuestros sentimientos con respecto a la perdida, eso ayuda exteriorizar la angustia y contribuye a generar un sentimiento de alivio
10) transformar el dolor en un recuerdo sano. Con el paso del tiempo podremos ir dejando el dolor para recordar lo compartido, lo vivenciado desde una perspectiva más saludable.