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Mientras la biopsia con ecografía tradicional diagnostica aproximadamente un 65% de los cánceres de próstata, la sensibilidad del histoscanning permite reconocer el 90% de estos tumores y, en los casos de mayor agresividad y volumen, hasta el 95%.
En la actualidad, el diagnóstico de sospecha de cáncer de próstata se basa en las pruebas de tacto rectal y de una determinación de PSA en sangre. Cuando alguno de estos dos parámetros, o los dos, están alterados se realiza el llamado ‘diagnóstico de confirmación’, es decir, una biopsia que permite tomar muestras de tejido en diferentes zonas de la próstata. “Normalmente, se realizan estas punciones con ecografía, para intentar tomar muestras representativas de toda la glándula, pero la ecografía por sí sola no sirve para identificar la localización del cáncer”, explica el Dr. Carlos Núñez, jefe del Servicio de Urología de MD Anderson Cancer Center Madrid. De esta forma, las tomas de tejido son prácticamente aleatorias, lo que justifica que en una primera biopsia no se diagnostican hasta un 30% de los tumores realmente existentes y que sean necesarias nuevas extracciones de muestras.
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Sin embargo, el sistema de detección del histoscanning permite localizar mejor el tumor y, por tanto, dirigir la biopsia hacia las zonas sospechosas, aumentando hasta un 25% la tasa de detección. A través del procesamiento informático de los datos obtenidos por ecografía transrectal convencional, el sistema analiza las variaciones del tejido provocadas por tumores y muestra, en una escala de color, las zonas más sospechosas. “Esta técnica permite un mejor diagnóstico, ya que nos facilita identificar y localizar de forma exacta hasta las modificaciones tisulares más pequeñas”, concreta el Dr. Núñez.Pero además de facilitar el proceso de detección, en los pacientes ya diagnosticados, el histoscanning permite una mejor localización del tumor, algo muy importante a la hora de planificar correctamente una cirugía con preservación neurovascular y de los nervios que producen la erección, además de utilizarse para la realización de terapias focales.
Por el momento, la técnica sólo es aplicable a los pacientes con cáncer de próstata, pero algunos estudios comienzan a valorar su utilidad en otros tumores como el de ovario.
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