El cuello uterino, también conocido como cérvix, es la zona más baja del útero y es donde, además, se desarrolla el bebé durante el embarazo. Al igual que ocurre en otras zonas del cuerpo, cuando se reproducen células anormales en él, es decir, células que crecen de manera descontrolada y no ‘mueren’ como así debería ser y que, además, pueden invadir o propagarse a otros tejidos, algo que las células comunes no son capaces de hacer, se forma lo que se conoce como cáncer de cuello uterino o de cérvix.
Factores de riesgo
Como ocurre con el resto de cánceres, existen unas serie de factores de riesgo que aumentan las posibilidades de sufrirlo. Por supuesto, esto no quiere decir que todas aquellas mujeres que tengan uno o varios de ellos vayan a padecer cáncer de cuello uterino en algún momento de su vida, sin embargo, sí que es bastante improbable que aquellas mujeres que no cuenten con ninguno lo sufran.
Entre estos marcadores destacan:
Virus del Papiloma Humano: el VPH es una enfermedad de transmisión sexual fácilmente contagiosa pero también altamente prevenible siguiendo unos buenos hábitos sexuales o recurriendo, en el caso de las mujeres, a la vacuna. Esta infección es, sin duda alguna, el factor de mayor riesgo de cara a sufrir un cáncer de cuello uterino, sobre todo si no se trata adecuadamente o si el organismo no responde como debería hacerlo al tratamiento.
Tabaquismo: aquellas mujeres que fumen con regularidad tienen el doble de posibilidades de sufrir el cáncer de cérvix frente aquellas que no lo hacen ya que de ese modo el cuerpo queda expuesto a muchas sustancias químicas dañinas. Además, fumar debilita el sistema inmunológico provocando que sea menos eficaz contra las infecciones por VPH.
Sida o VIH: el virus de inmunodeficiencia humana, conocido popularmente como sida, se caracteriza por provocar daños en el sistema inmunológico lo que facilita, al igual que en el caso anterior, las infecciones por VPH. Por suerte, el VIH es una enfermedad de fácil prevención.
Medicamentos: determinados fármacos, como los utilizados para tratar las enfermedades autoinmunes, cuya finalidad es suprimir las respuestas del sistema inmunológico.
Clamidia: se trata de una enfermedad de transmisión sexual bastante común y que, según algunos estudios, aquellas mujeres que hayan estado infectadas alguna vez tienen más posibilidades de sufrir cáncer de cuello uterino en algún momento de su vida.
Alimentación: aquellas mujeres que llevan una dieta pobre en frutas y verduras están más expuestas a sufrir este tipo de tumor. Asimismo, aquellas que, como consecuencia de una mala alimentación, sufran de sobrepeso ven aumentadas sus posibilidades.
Anticonceptivos orales: algunas investigaciones sugieren que el riesgo de sufrir cáncer de cuello uterino por el consumo de píldoras anticonceptivas es directamente proporcional a la duración del tratamiento, aunque disminuye después de abandonarlo.
Dispositivo Intrauterino (DIU): todas aquellas mujeres que han usado en algún momento, por breve que haya sido, en dispositivo intrauterino como método de anticoncepción, según un estudio, tienen menos posibilidades de padecer esta enfermedad. No obstante, además de ventajas, tiene algunos riesgos para la salud que deberán ser tenidos en cuenta antes de decantarse por este él.
Múltiples embarazos completos: se desconoce cuáles son las causas exactas, pero está comprobado que aquellas mujeres que han vivido tres o más embarazos completos ven aumentadas las posibilidades de sufrir cáncer de cérvix.
Primer embarazo completado en edad temprana: aquellas mujeres que fueron madres por primera vez a los diecisiete años de edad o incluso antes, son casi dos veces más propensas a padecer este tipo de tumor en un futuro en comparación con las mujeres que finalizaron su primer embarazo superados los veinticinco años.
Antecedentes familiares: aquellas mujeres cuya madre o hermana haya sufrido cáncer de cuello uterino tiene muchas más posibilidades de sufrirlo igualmente frente aquellas que no cuentan con ningún antecedente en la familia.
De esta forma, se puede concluir que, al igual que ocurre con otros tumores malignos, siguiendo unos hábitos de vida saludable como, por ejemplo, llevar a cabo una dieta sana y equilibrada, mantener relaciones sexuales con responsabilidad o no fumar, aumentan las posibilidades de evitar la aparición del cáncer de cuello uterino.
Por otra parte, conocer los marcadores de riesgo que no se pueden cambiar, como pueden ser los antecedentes familiares, es de utilidad sobre todo para que las mujeres con dichos factores acudan con mayor regularidad a realizarse la prueba del Papanicolau y detectar así el posible cáncer en una etapa temprana.
Fuente: American Cancer Society.
Imágenes (por orden de aparición): martinak15/Flickr, Alejandra Mavroski/Flickr, andrew_stevens_h/Flickr, suzettesuzette/Flickr,