Despertar espiritual, acción política y espiritualidad no son rechazables, salvo cuando se identifica claramente con una religión en concreto. Quizás sería bueno hablar de “política con corazón”
Cantaba Joan Manuel Serrat aquello de “Siglo XX cambalache, problemático y febril…” y es seguro que añadiendo un solo dígito, podemos seguir entonando el mismo tango en estos tiempos actuales en que todo se mueve a velocidades supersónicas, sumidos, las gran mayoría de la humanidad, en una envolvente y peligrosa ola de desatención.
La práctica de mindfulness o atención plena, no es una práctica para sacarte del mundo en el que habitas, ni para crearte otros mundos soñados, sino para aprender a transitar por el que pisas, sabiendo que desde tu propia acción, es posible ir cambiando el devenir de las cosas. ¿Quién dijo que es sencillo?.
Uno de los intentos más fructíferos que puede haber en los tiempos que atravesamos, es tender a una unidad entre el despertar espiritual y la acción política, entendido esto como la puesta en marcha de un gran movimiento de atención en el instante presente en el que vives, en el trabajo de la compasión y en la práctica de la meditación en todos los ámbitos de la vida. Gran reto; sí, lo sé.
La práctica de mindfulness o atención plena, el camino que nos lleva al despertar espiritual, ha de ser encaminado a transmitir en todos los poros de la vida, que es necesario y urgente un cambio radical en la manera de entender el mundo; nuestro mundo, porque hemos de ser conscientes de que estamos en ese punto de la vida, en el que, de no hacer nada, podemos llegar a ese punto peligroso de no retorno que nos puede embarcar hacia la sabiduría del bienestar o hacia el caos más absoluto.
Tú, como ser único e interdependiente, desde tu propio despertar espiritual, puedes acceder a ese comienzo de movimiento hacia la felicidad con tan sólo cambiar el paradigma por el que te mueves. Apagar tu “piloto automático” y ser consciente del aquí y ahora.
Si tomas acción, que no es otra cosa que practicar el despertar de la atención en el aquí y ahora, serás consciente de tu erróneos movimientos de habitar con el piloto automático y podrás, desde tu cambio en el desarrollo personal, influir en el espacio vital en el que habitas.
Despertar espiritual y acción política es también, por supuesto, lo que todos y cada uno de nuestros y nuestras gobernantes necesitan con urgencia.
Es el gran reto de nuestros días. La imparable aceleración del tiempo que vivimos, el estrés continuo, la mala alimentación de una parte del mundo debida al exceso y la pésima en otra gran parte del mundo debida al expolio de recursos y el olvido, la violencia basada en el egoísmo y las sinrazón, la falta de huamnidad, el sufrimiento, la rabia, el odio y la ira que palpamos, no son realidades que aparecen de la nada. Son la falta de sensibilidad, de atención y de compasión los que hacen que esas cosas ocurran.
Entrar en la vía de un despertar espiritual, poner el corazón y la atención en cada paso que damos como seres humanos libres, pero interdependientes en un mundo cambiante, es una urgencia para la acción política, porque política es la herramienta para la convivencia, la paz y la serenidad.
Gobernantes, ciudadanos, seres humanos todos que habitamos el mismo espacio. De verdad ¿tan complicado es?.
Quienes opinan que todo esto es una utopía irrealizable, les diré que sólo desde el deseo de esas utopías creo que es posible un verdadero cambio; un cambio exigible para quienes ostentan cualquier tipo de poder, incluso en nuestros ámbitos más cotidianos e íntimos.
Cambiarnos a nosotros y nosotras mismos y mismas, es el esencial reto que te planteo. Por tanto, despertar espiritual, entendido este como la nueva forma de caminar por la vida desde el instante presente, tendiendo más a responder que a reaccionar, trabajar desde la compasión y el respeto, son claves para la acción política que mueva la conciencia de todos y todas hacia un mundo mejor.
El poder del padre o la madre sobre el hijo o la hija y de estos sobre sus progenitores, del comerciante sobre sus clientes y de los clientes sobre quienes ofrecen sus servicios, del maestro sobre sus alumnos y estos sobre los enseñantes, de nuestros políticos hacia los representados y de nosotros y nosotras como representados hacia nuestros representantes….Nadie, desde ese despertar espiritual, vive en el aislamiento. Todo está perfectamente relacionado.
Como seres vivientes, tenemos la obligación y el compromiso de disponer, en cada espacio en el que vivimos, de un nuevo movimiento de despertar espiritual y acción política.
Como señalaba Mariá Corbí, director del Centro de Estudio de las Tradiciones de Sabiduría y autor del libro “Hacia una espiritualidad laica. Sin creencias, sin religiones, sin dioses”, en su artículo “Espiritualidad y política. Independencia completa y relación profunda” que forma parte del volumen “espiritualidad y política”:
“El crecimiento imparable y acelerado de las tecnociencias supone una continua transformación de las interpretaciones de la realidad en todos sus niveles, también en los humanos y comunicativos; una continua transformación de las formas de trabajar y organizarse y, consiguientemente, una continua transformación de los sistemas de cohesión, valoración y fines colectivos. En las sociedades en que se vive de la constante creación de tecnociencias, todo cambia continuamente. Por esa razón, los colectivos y los individuos tienen que excluir todo lo que se fije y estar dispuestos a cambiar lo que sea, cuando sea convenientemente”.
Despertar espiritual para el cambio. Hagamos que desde la conciencia individual y colectiva, el tango de Gardel que nos cantaba Joan Manuel Serrat al principio de este post, se quede sólo en una muy buen explicación de lo que, en parte, fue el siglo XX.
De cada uno y una de nosotros y nosotras depende.
The post Despertar espiritual y acción política. appeared first on Mindfulness o Atención Plena con Plenacción.