El ritmo de vida actual, junto con las interminables jornadas laborales, hacen que no se les dedique apenas tiempo a las horas de las comidas. Además, en ese afán de no parar, surge la necesidad de tener que consumir alimentos fáciles de preparar, entre los que no se suele incluir la fruta.
Para intentar paliar esta carencia nutricional, muchas de las grandes empresas dedicadas a la alimentación han empezado a lanzar al mercado productos que contienen las vitaminas y los minerales propios de la fruta y que, además, por su formato, se pueden consumir de manera rápida y en cualquier lugar.
Fruta como sinónimo de salud
La fruta, sin olvidar la verdura, son alimentos que no deben faltar en nuestra. Desde la Organización Mundial de la Salud y otras instituciones defensores de la buena alimentación, se recomienda consumir como mínimo cinco piezas de fruta y verdura al día, repartidas en tres de fruta y dos de hortalizas. Este afán por el consumo mínimo de estos alimentos radica, como nos explica Giusseppe Russolillo, Presidente de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas, en que es "la cantidad necesaria para prevenir enfermedades como el cáncer y la obesidad, además de que ayuda a mejorar la salud de manera global".
Es por la importancia nutricional que nos aporta la fruta por lo que no debemos descuidar su consumo. El problema, afírma el experto, es que "estamos bien lejos de llegar a esas cantidades mínimas", y por tanto, "estamos poniendo en peligro nuestra salud". Las empresas alimenticias, conscientes de la falta de tiempo de la población para el consumo de fruta, y las consecuencias que esto puede tener, sacan al mercado productos que acercan a la población las porciones recomendadas. Generalmente se presentan con un formato pequeño, con aspecto de botella que nos permite beber su contenido en cualquier lugar. En su interior encontramos las vitaminas esenciales que obtendríamos del consumo de una pieza de fruta.
Complementación, no sustitución
Muchos son los que dudan aún de si estos nuevos productos cumplen o no las funciones para las que se comercializan. El especilista afirma que "la industria de la alimentación tiene buenas intenciones al lanzar estos productos, conscientes de las carencias de consumo de fruta que tiene la población. El problema radica, quizás, en el marketing que a veces hay detrás de estos, ya que llegan a confundir a la población sobre la función exacta que cumplen". Unos explican en sus campañas que equivalen a una pieza de fruta; otros, en cambio, pueden ir más allá y afirmar que corresponden a las porciones aconsejadas para cada día.
Russolillo, en cualquier caso, defiende el consumo de estos productos, pero con moderación. Para él lo correcto sería consumir uno de ellos para suplir alguna de las raciones de fruta que por nuestras actividades diarias no podemos tomar. Pero nunca debemos considerarlos como sustitutos de todas las piezas diarias, pues, como afirma, "la fibra y los antioxidantes propios de la fruta se pierden en los procesos de trituración para la elaboración de estos productos, y si sólo consumimos éstos, estos dos elementos fundamentales para nuestro organismo se pierden".
Por tanto, nos encontramos con unos productos atractivos que nacen con la idea de hacernos la vida más fácil, pero no tanto como para olvidarnos de comer alimentos sanos y frescos. Como nos destaca el nutricionista, "es muy aconsejable, por tanto, tomar estos productos, pero siempre con la idea de que se trata de un complemento a nuestra dieta, nunca como un sustituto de nuestras tres piezas diarias de fruta. El estrés, que perjudica de pos sí nuestra salud, no debe hacernos olvidar por completo nuestra dieta equilibrada, pues con los acelerados ritmos de vida es cuando más necesitamos mantenernos bien alimentados.