Lecciones del Método por Moshe Feldenkrais
Para empezar, las lecciones, se realizan en posición acostado, de frente o espalda, para facilitar la ruptura de los patrones musculares. La presión habitual en la planta de los pies y la consiguiente configuración de las articulaciones en el esqueleto son así suprimidos.
El sistema nervioso no recibe el estímulo aferente de la gravedad y los impulsos eferentes no se hallan ligados a los patrones habituales.
Después de la lección, al recibir nuevamente el estímulo habitual, uno se sorprende al descubrir un cambio en la respuesta al mismo.
La gravedad es un aspecto primordial de la realidad, juega un papel importante en la constitución de nuestra normalidad.
Pero estamos tan acostumbrados al campo gravitacional que debemos Aprender sobre su existencia.
Cuerpo y Mente, Moshe Feldenkrais 1980
Yo comienzo pidiendo a la gente que se acueste sobre sus espaldas (siguiendo el mismo principio de reducir la gravedad) y aprendan a observarse a sí mismos. Es decir, ellos examinan atentamente el contacto de sus cuerpos con el suelo y gradualmente aprenden a detectar diferencias considerables – puntos donde el contacto es leve o inexistente y otros donde es completo y distinto. Este entrenamiento desarrolla la autoconciencia de la ubicación de los músculos que producen un contacto débil debido a una tensión permanente y excesiva, sosteniendo partes del cuerpo distantes del suelo. Puede lograrse alguna mejora en la reducción de la tensión sólo a través de la conciencia muscular, pero ésta mejoría no puede ser trasladada a la vida normal a menos que las personas aumenten la autoconciencia de su esqueleto y su orientación.
Yo generalmente dejo en claro que el punto de mi trabajo es conducir hacia la autoconciencia en la acción, o hacia la habilidad de tomar contacto con el propio esqueleto y músculos y con el entorno prácticamente de manera simultánea. Esto no es “relajación”, ya que una verdadera relajación solo puede ser mantenida al no hacer nada. El objetivo no es una relajación completa pero sí el ejercicio saludable, poderoso, fácil y placentero. La reducción de la tensión es necesaria porque el movimiento eficaz debe ser sin esfuerzo. La ineficiencia es sentida como esfuerzo y se evita haciendo más y mejor.
La reducción gradual de esfuerzo inútil es necesaria para aumentar la sensibilidad kinestésica, sin la cual una persona no puede autorregularse.
Otra característica importante del trabajo en grupo es la situación continuada de novedad que se mantiene a lo largo del curso. Una vez que la novedad se desvanece, la autoconciencia es reemplazada por el aburrimiento y no se produce ningún aprendizaje. Si una configuración necesita repetición, yo la enseño con diez o incluso cien variantes hasta que la dominan.
Todos los ejercicios están organizados para producir un cambio claro en la sensación al final de cada lección y generalmente un efecto más o menos prolongado. Esto permite a los alumnos encontrar conexiones entre las distintas partes del cuerpo, como por ejemplo entre la escápula izquierda y la articulación coxofemoral derecha, o entre el músculo del ojo y los dedos del pie.
Para lograr a facilidad mental necesaria para la reducción de esfuerzo innecesario, el grupo es repetidamente estimulado a aprender a hacer un poco menos bien de lo posible cuando intentan con dificultad ser menos rápidos, menos vigorosos, menos graciosos, etc. A ellos se les pide frecuentemente que hagan el máximo y luego, deliberadamente se les pide que hagan un poco menos. Esto es más importante de lo que aparenta serlo. Por permitir sentir progreso sin tensión, los alumnos tienen la sensación de ser capaces de hacer mejor, lo que induce a un mayor progreso. Logros que de otra manera hubieran necesitado numerosas horas de trabajo pueden ser obtenidos en veinte minutos con esta actitud de mente y cuerpo.
Debe hacerse una mención especial de unos movimientos muy pequeños y apenas perceptibles que yo uso extensivamente. Ellos reducen la contracción involuntaria en los músculos de manera sorprendente; en unos pocos minutos de trabajo en una pierna o un brazo, por ejemplo, éste se puede sentir más largo o más liviano que el otro.
Pero sea cual fuera el ejercicio o el principio usado, la lección está hecha de tal manera que sin concentración, sin intentar sentir las diferencias, sin una real atención, los alumnos no pueden pasar al próximo nivel. La repetición, la mera repetición mecánica sin atención, está desalentada, imposible de hacer en la práctica. Muchos ejercicios consisten en prestar atención a los medios para lograr el objetivo y no al objetivo en sí mismo, lo cual es una vía importante para reducir la tensión. Todos estos ejercicios apuntan a obtener una coordinación mental y física y en particular una postura buena y erguida y una acción correcta.
Finalmente, el autoconocimiento a través de la conciencia es el objetivo de la reeducación. Cuando nosotros nos hacemos concientes de lo que de hecho estamos haciendo, y no de lo que decimos o pensamos que hacemos, la manera de mejorar está más extensamente abierta para nosotros.
Citas Moshe Feldenkrais, releyendo sus libros
Archivado en: Aprendizaje, Autoconciencia, Método Feldenkrais, Moshé Feldenkrais, Movimiento Tagged: Aprendizaje, Autoconciencia, Autoconocimiento, Método Feldenkrais, Moshé Feldenkrais, Movimiento