Y bien, la pregunta es
¿Por qué fracasan las relaciones?
Lo cierto es que la verdadera respuesta solo la podemos encontrar dentro de nosotras mismas, pues cada relación es diferente.
Sin embargo, la mayoría de las personas tienen miedo de conocer el amor, de enamorarse; y son estos miedos los que pueden manifestarse de diferentes maneras y en distintas etapas de la relación.
Por lo que muchos crean defensas para “protegerse” de hacerse daño, pero estas defensas además de darnos una falsa ilusión de seguridad también nos impiden alcanzar la cercanía que deseamos.
Entonces…
¿Qué impulsa nuestros miedos de intimidad?
¿Qué nos impide encontrar y mantener el amor que decimos querer?
Veamos…
El verdadero amor nos hace sentir vulnerables
Una nueva relación es un territorio desconocido y la mayoría de nosotros tenemos temores naturales a lo desconocido.
Vivir un enamoramiento es un riesgo real, pues se deposita gran confianza en la otra persona y esto básicamente significa darle poder a la otra persona para que nos afecten en cualquier momento.
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Tendemos a creer que cuanto más nos importa la persona más estamos expuestas a ser lastimadas.
Un nuevo amor despierta heridas del pasado
Cuando entramos en una relación amorosa, las diferentes formas en que hemos sido heridas en el pasado desde nuestra infancia tienen una fuerte influencia sobre la manera en que percibimos a quienes nos rodean, así como afecta nuestro carácter y por ende, nuestra relación de pareja.
Los pensamientos negativos pueden hacernos desconfiar de abrir nuestro corazón a una nueva persona y pueden alejarnos de la intimidad, ya que se despiertan sentimientos de dolor, ira, pérdida o rechazo.
Así como mencionó el Dr. Pat en una entrevista con PsychAlive “generalmente el amor se asocia con dolor”.
Es por eso, que para tener una relación saludable es vital perdonar.
El amor desafía una antigua identidad
Muchas de nosotras luchamos con sentimientos de desaprobación o baja autoestima que nos hacen creer que no merecemos el amor.
Y es que la mayoría de personas tienen una “voz crítica interior” que actúa como un cruel entrenador diciendo que no tenemos valor y que no merecemos la felicidad.
Este entrenador tiene la forma de experiencias dolorosas del pasado, actitudes críticas a las cuales nos encontrábamos expuestos desde pequeñas e incluso la manera en que nuestros padres se veían a sí mismos.
El punto es que a pesar de causarnos heridas, estas actitudes se han arraigado en nosotras, causando una costumbre, y el error está cuando aceptamos el punto de vista de estas ideas y nos identificamos con ellas en vez de verlas como el enemigo que nos lleva a la auto destrucción.
Estos pensamientos o voces críticas son perjudiciales y desagradables pero una vez familiarizados se vuelven cómodos para la persona y cuando otros nos ven diferentes a como nosotros nos vemos tratándonos de manera cariñosa y expresando amor podemos empezar a sentirnos incomodas y actuar a la defensiva ya que se desafían estos puntos de identificación.
Es necesario despojarse de todo pensamiento negativo y saber que somos
valiosas, que merecemos respeto y amor.
Con la alegría viene también el dolor
Muchas de nosotras buscamos huir a las cosas que nos harían más felices porque también nos pueden provocar dolor.
Es como cuando se va a un viaje espectacular, mientras estamos en ese nuevo lugar todo es hermoso y somos felices, pero cuando es tiempo de regresar a casa viene gran tristeza por tener que dejarlo.
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A veces pasa así con las relaciones en las que un principio todo es felicidad. Se debe procurar tener un balance adecuado para evitar sufrir decepciones amorosas.
El “amor” varía. A menudo es desigual
Mucha gente ha expresado vacilación cuando se les habla de involucrarse con una persona “que les gusta mucho” porque temen herir a la persona cuando se les pase su primera ilusión, si llegara a pasar.
Han expresado temor a que los sentimientos no evolucionen y se hiera al otro.
Nuestros sentimientos hacia alguien son una fuerza en constante cambio, en segundos podemos sentir ira, odio, irritación hacia una persona que amamos.
Por eso, preocuparse sobre cómo nos sentiremos en el futuro nos impide realmente conocer hasta donde pueden llegar nuestros verdaderos sentimientos, es mejor estar abiertos y observar cómo se desarrollan nuestros sentimientos con el paso del tiempo.
Darle chance a la preocupación por la manera en que nos podamos sentir más adelante nos impide conocer a alguien que se interesa en nosotros y puede impedir una relación exitosa.
La relación puede romper la conexión con la familia
A partir del momento adecuado, las relaciones amorosas son símbolo de crecimiento, pues estas representan el escoger nuestro futuro como personas independientes.
Este desarrollo puede provocar que nos separemos de nuestra familia y de cosas del pasado, no a nivel físico sino a nivel emocional, pues deben dejarse ir todas las cosas negativas que nos afectaron en un pasado y no traerlas a la nueva vida de pareja.
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Cuando esto no sucede así, se traen cosas negativas del pasado que hayan estado en nuestra familia y esto lleva a una relación al fracaso. Por eso se recomienda la terapia prematrimonial.
El amor despierta temores existenciales.
Cuanto más tenemos, más tenemos que perder. Cuanto más amamos a una persona, más miedo nos da de perderla.
Cuando nos enamoramos nos damos cuenta de esto y enfrentamos el miedo aterrador de perder a nuestro confidente. Por intentar cubrir este miedo, es posible que nos centremos en preocupaciones superficiales como buscar pelear o abandonar la relación.
La verdad es que raramente somos conscientes de la manera en que nos defendemos de estos miedos existenciales y tratamos de racionalizar los motivos por el cual “no debemos estar en la relación”.
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Lo cierto es que la mayoría de esos “motivos” tienen solución y no nos damos cuenta que lo que verdaderamente nos está impulsando a esta situación son nuestros más profundos miedos de pérdida.
Conocer nuestros temores y mirar en el espejo nuestro comportamiento es un paso importante para tener una relación satisfactoria a largo plazo.
Conocernos a nosotras mismas nos da la oportunidad de encontrar y mantener un amor duradero, ya que los temores pueden ser enmascarados con justificaciones de por qué las cosas no están funcionando.
La realidad es que podemos sorprendernos que en muchos casos se trata de un “auto-sabotaje”, pues cuando estamos al lado de él no queremos dejarlo ir y muchas veces por orgullo queremos hacernos las interesantes y hacerlos sufrir para “darnos cuenta si nos quieren o no” pero esto, es un temor. Temor a que nos dejen….
¡Conócete a ti misma!
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